El anuncio del presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, de no competir por la reelección contra Donald Trump abrió un proceso de sustitución de candidato dentro del partido demócrata.
Ahora, con Biden fuera, comienza una nueva selección de candidato para medirse contra los republicanos. Biden otorgó su apoyo a la vicepresidenta Kamala Harris, que podría inclinar la balanza para que finalmente sea la elegida. Pero todo esto se decidirá en un proceso que ahora comienza:
- El partido Demócrata debe celebrar una reunión de su convención en agosto próximo y en ese marco se definirá al elegido.
- Si Biden hubiera continuado más allá de esa convención, el proceso sería más engorroso, pero como se bajó antes, alcanza para que su sucesor sea escogido el mes próximo.
- En ese comité, el actual presidente norteamericano controla 3.908 de los 3.939 delegados, aunque también podría darles libertad de acción.
- Se espera que haya unos 4.672 delegados en 2024, incluidos 3.933 delegados elegidos y 739 de los llamados superdelegados, miembros veteranos del partido.
- Para asegurarse la nominación, un candidato debe obtener la mayoría, es decir, más votos que todos los demás juntos.
- Si nadie lo consigue, se celebraría una «convención negociada» en la que los delegados actuarían como agentes libres y negociarían con la dirección del partido.
- Se establecerían las reglas y habría votaciones nominales para los nombres propuestos.
- Podrían ser necesarias varias rondas de votaciones para que alguien obtenga la mayoría y se convierta en el candidato. La última convención negociada en la que los demócratas no consiguieron nominar a un candidato en la primera votación fue en 1952.
¿Quién sería elegido para reemplazar a Biden como candidato?
La vicepresidenta Kamala Harris está muy bien situada para ser la elegida por los demócratas. Hija de padre jamaicano y madre india, fue la primera mujer y la primera persona negra en convertirse en fiscal general de California, y más tarde la primera senadora con familia originaria del sur de Asia. Tiene el respaldo de Joe Biden.
No hay ninguna norma que estipule que el compañero de fórmula sustituya automáticamente al candidato en funciones.
Por eso también se menciona el nombre del gobernador de California, Gavin Newsom, además del de la vicepresidenta. El demócrata de 56 años y exalcalde de San Francisco lleva cinco años al frente del estado más poblado del país, California, que convirtió en un santuario del derecho al aborto.
En los últimos meses, el gobernador ha viajado mucho al extranjero, ha emitido desenfrenados anuncios publicitarios ensalzando su trayectoria y ha invertido millones de dólares en un comité de acción política, alimentando las especulaciones de que podría presentarse en 2028. ¿O ya en 2024?
Otra posible candidata para los demócratas es la gobernadora Gretchen Whitmer. Esta mujer de 52 años dirige Michigan, que cuenta con tres electorados que los demócratas intentan captar: los obreros, los afroestadounidenses y los árabes. Acérrima opositora a Donald Trump, es conocida por haber sido objeto de un plan de secuestro por parte de una milicia de extrema derecha.
A sus 51 años, el gobernador de Pensilvania, Josh Shapiro, está a la cabeza del mayor «estado bisagra», es decir aquel que puede inclinarse hacia uno u otro partido en función de los candidatos y otros factores. Este tipo de estados jugarán un papel decisivo en las elecciones de noviembre.
Antes de asumir el cargo en 2022, derrotando a un rival de la derecha radical respaldado por Donald Trump, este gran orador centrista fue elegido dos veces fiscal general de Pensilvania.
También circulan los nombres de los gobernadores de Illinois, J.B. Pritzker; Maryland, Wes Moore; y Kentucky, Andy Beshear, pero sus posibilidades parecen más limitadas. Figuran también los de la senadora Amy Klobuchar y el secretario de Transporte, Pete Buttigieg, ambos excandidatos presidenciales en 2020.
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