La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) comunicó que tres de sus satélites esenciales para la observación de la Tierra, conocidos como Terra, Aqua y Aura, llegarán al final de su vida útil. Estos, que estuvieron operativos por más de dos décadas, son fundamentales para monitorear diversos aspectos del planeta, desde el clima hasta la respuesta a desastres naturales como incendios forestales y derrames de petróleo.
A la agencia espacial estadounidense le preocupa que, una vez desconectados, se pierdan capacidades vitales de monitoreo, especialmente en regiones críticas como la estratosfera, donde se sitúa la capa de ozono.
La falta de estos satélites complicará considerablemente el estudio del cambio climático y otros fenómenos atmosféricos. Expertos como Ross J. Salawitch de la Universidad de Maryland y la doctora Liz Moyer de la Universidad de Chicago destacan que sin los datos proporcionados por estos satélites, la comprensión de procesos críticos en la atmósfera se verá seriamente afectada. Además, también afectará a la capacidad de medir la radiación solar que la Tierra recibe.
Cómo son los tres satélites de la NASA que dejarán de funcionar y están aportando información valiosa
Terra fue el primero de estos satélites en ser puesto en órbita el 18 de diciembre de 1999. Su misión principal es obtener información sobre la atmósfera, la superficie terrestre y los procesos de radiación solar. Está equipado con cinco instrumentos que le permiten monitorear la superficie de la Tierra, mapear el calor de la superficie y medir el balance entre la radiación entrante y saliente.
Terra tuvo un rol central en la comprensión de la interacción entre la atmósfera, la tierra y el océano, proporcionando datos esenciales para estudios ambientales y climáticos.
Aqua, lanzado el 4 de mayo de 2002, se centra en el agua en todas sus formas: en la Tierra, en la atmósfera y cayendo como lluvia. Esta misión está diseñada para recopilar datos sobre la evaporación y el ciclo del agua, la humedad del suelo y la convección en la atmósfera.
Este satélite tiene seis instrumentos diferentes que ayudan en la observación de estos procesos y contribuyen a estudios relacionados con los cambios climáticos y el mejoramiento de la predicción meteorológica. Sus observaciones fueron fundamentales para entender el ciclo hidrológico global y su influencia en el clima y el tiempo atmosférico.
Aura, el tercero de estos satélites, fue lanzado el 15 de julio de 2004 y está dedicado al estudio de la atmósfera terrestre. Su misión es mejorar la comprensión sobre la calidad del aire y el cambio climático, monitoreando la composición de la atmósfera terrestre.
Los instrumentos a bordo de Aura están diseñados para observar los gases traza atmosféricos, la química de la ozonosfera y las propiedades de las partículas en la atmósfera. Los datos proporcionados por este satélite fueron esenciales para el monitoreo de la capa de ozono y para entender los procesos químicos que afectan la calidad del aire y el clima.
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