El gobernador Sergio Ziliotto no solo deberá enfrentar un 2024 con un fortísimo ajuste del presidente Javier Milei que, en lo inmediato, significan menos ingresos -tanto por coparticipación como por el corte total de los envíos de los fondos discrecionales- y la paralización de decenas de proyectos de obras públicas en cada rincón de la provincia. Hay algo más que lo tiene preocupado: la posibilidad de que los cinco diputados provinciales del ultravernismo -que, como ya adelantó Diario Textual en exclusiva, le marcaron la cancha– le torpedeen o le dificulten avanzar con sus iniciativas en la Cámara de Diputados y, a su vez, que los gremios estatales, empujados por las bases, empiecen a salir a la calle ante la casi segura pérdida del poder adquisitivo porque Casa de Gobierno no podrá mantener la cláusula gatillo.
Con los gremios, por ahora, hay una “minitregua”. El acuerdo tácito entre el Gobierno provincial y los integrantes de la Mesa Intersindical -que reúne a una decena de gremios- y otros sectores sindicales es apuntar a un enemigo común: el presidente.
Esa paz momentánea podría empezar a romperse desde el 12 de enero, cuando se reabra la paritaria.
El Gobierno se comprometió el 11 de diciembre, un día después del recambio presidencial, dar un aumento del 8,5% y un bono de Fin de Año de 120 mil pesos. Además, se comprometió a una “reunión de revisión” de la pauta salarial para el 12 de enero. Ese acuerdo quedó absolutamente desfasado unas 48 horas después, cuando Milei impuso una megadevaluación. “Hicimos un acuerdo de mierda”, reconoció luego un pope de la Intersindical.
¿Cuál es la intención de los gremios? Tratar de empardar la inflación galopante, algo que hoy, dicen en Casa de Gobierno, es casi imposible de poder cumplir.
En los primeros cuatro años, con la cláusula gatillo que garantizó el acompañamiento salarial al ritmo inflacionario, los gremios no salieron a las calles. Solo hubo conflictos puntuales. Ahora el Gobierno provincial pedirá comprensión, pero, si finalmente manda el bolsillo, esa paz va camino a romperse. Hay gremialistas que exageran. “Ya se escuchan redoblantes en la rotonda del Centro Cívico”, dicen.
En tanto, el otro frente de conflicto puede tardar un poco más en desatarse. El escenario será la Cámara de Diputados, donde Ziliotto no tiene a ningún legislador o legisladora que le reporte directamente. Por lo pronto, los cinco legisladores que fueron puestos en la lista por Carlos Verna -el líder de la línea Plural, el mismo sector que Ziliotto- ya marcaron la cancha: no fueron a una reunión convocada por el mandatario provincial.
El “Grupo de los 5”, todos vernistas de paladar negro -como alguna vez lo fue el propio gobernador-, está comandado por Daniel Lovera y Hernán Pérez Araujo. El tiempo dirá cómo será la relación.
Ziliotto, además, ha blanqueado otra preocupación: llegar con un plato de comida a cada familia vulnerable. Dijo, en una reciente reunión con funcionarios, que seguirá con un “Estado presente apoyando un modelo de crecimiento, producción, desarrollo y trabajo pampeano”, pero advirtió que se modificaron las prioridades a raíz del fortísimo ajuste de Milei. En ese marco, sostuvo, no podrán mantener el crecimiento que tenía la provincia en los últimos años. “Hoy tenemos otras obligaciones primarias antes que seguir interviniendo en la economía, como son la salud, la educación, la seguridad y la alimentación de los sectores vulnerables”, expresó.
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