«Sos vos o yo», apuntó en varias ocasiones Sergio Massa cuando el debate con Javier Milei derivaba en cuestiones laterales. Igual que en este último tramo de la campaña, el candidato de Unión por la Patria buscó que la discusión se convirtiera en plebiscito sobre la errática figura del postulante de La Libertad Avanza, quien no consiguió despejar ninguna de las dudas sobre sus propuestas. El ministro de Economía lució siempre más preparado y profesional contra un contrincante que en el mejor de los casos sólo logró repetir sus diatribas contra la «casta» y no pudo replicar los varios golpes que le asestaron. Ni siquiera la sorpresa, casi una picardía, de Massa, de ubicar el odio de Milei al Banco Central en que la entidad no le renovó una pasantía cuando estudiaba economía. Quedó claro porqué Milei necesitaba tener machetes que lo ayudaran.
Ya desde la breve presentación, Massa se mostró como el candidato más indicado para el cuidado de las madres y sus hijos, de la salud, la educación y la seguridad. Apuntó a resaltar su rol de dirigente confiable -«cuidar», un término clave- frente a la inestabilidad emocional que la gente ve en Milei, según las encuestas. El candidato libertario prefirió hablar de «exterminar el cáncer de la inflación», en el lenguaje violento que tantos réditos le dio para llegar hasta esta instancia decisiva, pero a priori poco adecuado para ganarse las simpatías del elector moderado que duda sobre sus preferencias. Otro de los aciertos de Massa fue plantearle de arranque a Milei una serie de interrogantes «por sí o por no» respecto a sus propuestas sobre economía, el primer ítem del debate.
La estrategia le permitió tomar la iniciativa en el rubro donde la tenía más complicada, porque debía explicar los problemas que tuvo que enfrentar en su gestión como ministro, con la inflación al frente de todo. En cambio, pudo posicionarse a la ofensiva al interrogar a Milei acerca de varias de sus expresiones respecto a cuestiones como subsidios, educación, salud, dolarización y Banco Central. «Vos sos un mentiroso», atinó a responder el libertario, quien se desdijo de varias de sus propuestas más conocidas. Habló de la continuidad de la educación y de la salud públicas, incluso que mantendría los subsidios «hasta que la economía crezca». Massa le recordó que no era lo que había expresado en sus apariciones televisivas. En una muestra de trabajo profesional, desde su equipo de campaña al mismo tiempo subían a las redes esas entrevistas a las que el ministro hacía mención. Por ejemplo, cuando Milei le aseguró a Eduardo Feinmann que eliminaría todos los subsidios.
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