La Cámpora de La Pampa, que finalmente se constituyó en el vértice político e institucional del kirchnerismo pampeano, se está reconfigurando, como todo el peronismo, ya sospechando que no tendrá el calor del poder de la Casa Rosada en los próximos años.
Es una y son dos. Por un lado los “luchistas” y por el otro los “copetistas”. Dos dirigentes que supieron encabezar e instalar a La Cámpora, tirando juntos, en su momento, pero ahora llega el momento de la proyección. No es que no la tenga: María Luz “Luchy” Alonso es la cabeza política y provincial, Luciano “Copete” Di Nápoli es la cabeza institucional y territorial. Ambos necesitan construir futuro y sienten que el de al lado es un aliado, pero también un competidor.
La disputa en La Cámpora pampeana es tan notoria que Di Nápoli fue convocado hace unos días a Buenos Aires por la dirigencia nacional para dar cuenta de sus pasos y lo que pretende a futuro. Fue luego de que Alonso convocara a un encuentro de la militancia y Di Nápoli y sus funcionarios no aparecieran.
No es una cuestión solo reducida al territorio pampeano. En Buenos Aires en los últimos días se mediatizó lo que será la próxima disputa por el poder K: el gobernador Axel Kicillof y Máximo Kirchner, hoy diputado nacional. La pelea es por la conducción K, no solo en Buenos Aires, sino nacional. La disputa surgió luego que Kicillof dijo que había que “componer una nueva canción” y Máximo Kirchner le respondió que “más allá de los pentagramas, en lo que hay que fijarse muy bien es en la gestión del gobierno”. Ahora la campaña en Buenos Aires parece dividida entre ambos.
En La Pampa está ocurriendo lo mismo. La pelea es por la conducción. “Luchy” Alonso dejará el cargo de secretaria administrativa en el Senado (es lo que parece) y tendrá que bajar (obligada) a La Pampa. También su lugar visible de representante de Cristina Kirchner. Será diputada provincial y ya está preparando el terreno.
Está apoyada principalmente por el intendente de Telén, Saúl Echeveste, a quien impulsó como candidato a diputado nacional, lo que finalmente no sucedió. “Luchy” había sido la cara política de La Cámpora en la provincia y quien se mostraba como la principal dirigente. De hecho en 2021 fue candidata a senadora por el PJ, y quedó afuera luego del triunfo de Juntos por el Cambio.
“Copete” Di Nápoli logró su reelección en mayo y entiende que llegó el momento de lanzarse para “algo más”. Aunque no lo dirá, todos pronostican que quiere ser uno de los postulantes a gobernador. Tiene el gobierno de Santa Rosa y le responden los partidos K locales. En el último tiempo “cerró” la gestión santarroseña a los “copetistas” (fue notoria la salida de Marcos Etcheveste como secretario) y cobró mayor preponderancia el lugar de la secretaria Carmina Besga. “Llamen a Carmina”, parece ser la frase usada por Di Nápoli cuando hay que tomar decisiones de importancia. Asumió espacios que van desde la dirección de la última campaña, la acción social o el manejo de la relación con los medios.
Pero además “Copete” parece querer competirle a “Luchy” en el terreno provincial. Como intendente de Santa Rosa empezó a buscar acercar posición en el último tiempo con jefes comunales del interior o con referentes políticos locales. Entre otros, comenzó a sondear a dirigentes de localidades del norte provincial. Esa movida no fue avalada por Alonso.
La competencia entre las dos Camporas, los luchistas y los copetistas, es notoria. En el último encuentro “provincial” realizado en Santa Rosa, encabezó Alonso y no estuvo Di Nápoli ni se vio ningún funcionario santarroseño. Cuando Saúl Echeveste se lanzó como precandidato a diputado nacional, no lo apoyó públicamente el intendente capitalino. Tampoco “Copete” recibió el apoyo de los luchistas cuando salió públicamente a criticar al nuevo proyecto de coparticipación. En algunas reuniones de líneas internas, Alonso envía a un compañero propio, Marcos Echeveste, y Di Nápoli recurre a uno propio, que es casi siempre Besga.
No está roto, y además el espacio está lejos de la ruptura. Tiene dos dirigentes con proyección y que buscan cada uno encabezar el sector K en los próximos cuatro años. Por ahora, todo se desenvuelve solo con escaramuzas.
Deja tu comentario!