Una vecina de Toay, Faride Jofre, reclama porque le sacaron su mascota, un loro llamado Adolfo, que desde hacía 13 años estaba en la familia y ahora teme que se muera por falta de cuidado. “Queremos que nos restituyan a Adolfo lo antes posible, estamos en invierno y cualquier distracción u omisión puede hacer que corra peligro su vida. Queremos continuar conviviendo con nuestro compañero”, denunció.
En sus redes sociales, Jofre indicó que el 31 de julio se presentó la policía rural en su domicilio y secuestraron a Adolfo, luego de una denuncia anónima. “Hago esto público para que le llegue a esa persona que se creyó que estaba salvando al mundo, que le aseguró la muerte al animal porque solo eso representa para los de afuera, para nosotros es todo, es nuestra familia”, explicó.
Jofre indicó que se hizo público un vídeo de un policía rural “donde se ríen cargando al animal en la caja de la camioneta”, a través de Instagram.
La vecina se presentó en la Dirección de Fauna donde le informaron que no se lo van a devolver. “Pero tampoco saben qué hacer con el animal”, dijo.
Adolfo está en la familia desde hace 13 años, lo encontraron el abuelo y el hermano de la vecina, un día que fueron a tirar basura al basurero. “Le dimos calor y nos informamos como alimentarlo y qué debía comer. Fueron largos meses hasta no recuerdo bien si fue 1 o 2 años que le dábamos de comer con una cucharita o una jeringa, su alimento. Fue un arduo trabajo de crianza”, recordó.
“Tiempo más tarde nos enteramos del tráfico de estas especies y los controles que realizaba Gendarmería por lo que suponíamos que alguien al verse acorralado los tiro en un lugar donde nadie pudiera verlo”, explicó.
Jofre indicó que Adolfo paso a ser uno más de la familia. “Siempre lo criamos libre, nuestra idea siempre fue que estuviera así, pero sucedieron un par de situaciones donde su vida corrió peligro por los gatos de los vecinos y en una oportunidad un carancho intento llevárselo”, dijo.
“Reconocemos la ley y su sanción. ¿Pero la ley para quién? ¿Para su familia que lo salvó? La sanción es para los que comercializan no para los que actúan de buena fe. No teníamos los medios para restituirlo a su medio ambiente ni tampoco las garantías para confiar en alguien que supuestamente se ocuparía de ello. Paso el tiempo y nunca aprendió a volar. Hace unos años viajamos a Puerto Iguazú y conocimos el refugio Güira Oga. Conocimos aves de la familia de Adolfo “rescatados” por múltiples factores. Se observaban tristes y estresados. Entiendo que una de las razones que los pájaros terminan ahí es porque el dueño fallece y la familia no lo puede tener, es un ave peligrosa para quien no conoce. Llega a vivir promedio de 70 años, somos conscientes de ello, por esa razón toda la familia se ocupan de su atención. Ni hablar del mal llamado Parque Ecológico de América, el cual también conocimos en dos oportunidades”, afirmó.
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