Integrantes de la Agencia de Investigaciones Científicas (AIC) comenzaron este martes por la mañana a excavar en los cinco sectores que el exboxeador Víctor Purreta marcó como los posibles lugares donde enterró a su entonces pareja Andrea López, en febrero de 2004. También hay unos veinte estudiantes a policías.
Las excavaciones se desarrollan en un sector del campo Monte Chue, cubierto de caldenes, algarrobos y piquillines, a unos 15 kilómetros al norte de Santa Rosa.
Purreta decidió romper el silencio la semana pasada, luego de hablarlo -según dijeron las autoridades- con su psicólogo, familiares y abogado. Es la primera vez que reconoce el femicidio y que, incluso, dice dónde dejó el cuerpo. Contó que la enterró desnuda, cubierta por una sábana blanca.
Se cree que el asesinato de Andrea que se cometió en la noche del 9 de febrero o la madrugada del 10 de febrero de 2004. Emanuel o “Carlitos”, el hijo de ambos, fue testigo del femicidio.
En esa noche hacía calor y el nene se levantó para tomar agua. La escena lo dejó paralizado en la cocina. Vio cómo su padre repartía trompadas, patadas y rebencazos a su mamá Andrea López, que se retorcía de dolor en el suelo. Vio cómo la tomaba del cuello con sus manos y la levantaba del piso. Vio cómo la ahorcaba hasta matarla.
Eso lo contó en 2011, en Cámara Gesell. Dijo que, luego de molerla a palos con un rebenque y ahorcarla, la acostó en una cama. Luego la llevó a la rastra al baño. Por la hendija de la llave de la puerta, pudo observar que la había puesto bajo la ducha. Quería reanimarla. Luego, su padre salió del baño y lo mandó a dormir.
Poco después, llegó a la casa un familiar de Purreta a cuidar al nene. El boxeador salió. En la madrugada del 10 de febrero, a las 5.20 horas, Purreta fue visto a bordo de su camioneta. Lo vio su propia madre. El boxeador, ya en el juicio, reconoció la pelea, dijo que salió a comprar cigarrillos y que al volver advirtió que su esposa ya no estaba. “Yo no la maté”, aseguró en ese momento.
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