En estas PASO pampeanas hubo un protagonista de la jornada que ni pisó la provincia: el ultraliberal Javier Milei. El precandidato a presidente está terciando con otros postulantes, casi sin estructura ni partido propio en La Pampa. Ni siquiera pudo ser acompañado por un precandidato a diputado nacional porque se lo anuló la Justicia Electoral.
Durante toda la jornada los fiscales y dirigentes de todos los partidos solo hablaban de una cosa: cómo iba bajando la pila de votos de Milei. Y se preguntaban quién lo votaba. Se convirtió en la tercera fuerza con un “voto fantasma”, como lo habíamos calificado hace unos días. Una adhesión que se promueve a través de las redes sociales y que prescinde del territorio.
El “efecto Milei” llegó a La Pampa este domingo. No fue una adhesión al candidato, sino a lo que representa. En parte, es un voto bronca, un catalizador de la frustración y el hartazgo de amplios sectores con la política en general, más que de adhesión a sus polémicas propuestas.
La figura disruptiva de Milei atrajo a un votante cansado de la situación del país y que observa que los partidos tradicionales no le dan una solución.
Se podría pensar que la irrupción de la figura de Milei era una cuestión de las grandes ciudades, que iba a llegar muy atemperado al interior del país. Los apoyos recibidos en La Pampa fue el resultado de una conjunción de crisis profundas y una reacción contra los dos lados de una grieta que muchos observan como la causante de la frustración nacional.
Diario Textual
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