Investigadores del Instituto de Medicina Regional (IMR), perteneciente al CONICET y a la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), trabajan en el desarrollo y fabricación de un dispositivo de detección del mosquito Aedes aegypti, vector de enfermedades como dengue, zika y chikungunya. El objetivo es establecer un sistema de monitoreo que permita alertar a autoridades municipales y sanitarias sobre la presencia del mosquito para que puedan tomar acción en la eliminación de los criaderos.
“Buscamos desarrollar dispositivos que puedan ser instalados en varios lugares sin que requieran demasiado mantenimiento y que no implique el riesgo de que se conviertan en criaderos. La idea es que con una cámara capten la presencia del mosquito y con un software la envíen a un lugar centralizado donde se vayan recolectando los registros”, le dijo a TSS la doctora en Biología Marina Stein, investigadora del CONICET en el Área de Entomología del IMR y directora del proyecto.
Un método que suele usarse para detectar la presencia del Aedes aegypti consiste en colocar en diversos lugares de un municipio numerosos dispositivos de oviposición, más conocidos como ovitrampas. En general, consisten en frascos de vidrio pintados de color oscuro, en los cuales se coloca un tercio de agua y un bajalenguas (palito de madera que usan los médicos para revisar la garganta). Este dispositivo atrae al mosquito porque prefiere poner sus huevos en recipientes artificiales que contengan agua y sean oscuros. Además, elije hacerlo sobre superficies rugosas, por lo que el palito de madera resulta ideal.
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El mosquito Aedes aegypti es vector de enfermedades como dengue, zika y chikungunya.
“Para que ese tipo de dispositivos no se transformen en un criadero de mosquitos, requiere la revisión semanal de técnicos que vayan a ver el recipiente, retiren la paleta, limpien el frasco y vuelvan a colocar una paleta limpia. Si pensamos que para una ciudad grande como Resistencia necesitamos colocar unos ochenta dispositivos, es necesario disponer de un gran número de recursos humanos y económicos para sostener el monitoreo. Esto hace que los municipios terminen abandonando la tarea”, explica Stein.
Por eso, el método pensado por el equipo del IMR busca resolver esas falencias. Es un dispositivo electrónico que tiene un tamaño similar al de un frasco de mermelada pero con una forma más rectangular. Es de boca ancha y color oscuro por fuera. En la parte interior, se colocará una cámara que se activará al detectar movimiento. El recipiente está dividido en dos compartimentos separados por una malla: el de arriba es por donde ingresa el mosquito y el de abajo contiene un poco de agua, que funciona como cebo.
“Para que la hembra pueda poner los huevos necesita acercarse al agua y no va a poder hacerlo porque hay una malla que se lo impide. Entonces va a entrar, se va a posar, va a tratar de hacerlo y se va a ir, pero la cámara ya habrá registrado su ingreso”, señala la investigadora. “Si la cámara detecta al mosquito es porque en esa manzana hay criadero, ya que la hembra del Aedes no va lejos a poner los huevos”, agrega.
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El recipiente está dividido en dos compartimentos separados por una malla: el de arriba es por donde ingresa el mosquito y el de abajo contiene un poco de agua, que funciona como cebo.
Van a probar dos tipos de dispositivos, uno que funciona con pilas y otro para enchufar. La idea es colocarlo en una vivienda o en algún lugar bajo techo, para que no haya riesgo de que se acumule agua de lluvia. Cuando el dispositivo capte la presencia del mosquito, va a tomar una fotografía y un software enviará el registro a un lugar centralizado que puede ser una oficina dentro de un municipio o área de salud. Allí se corroborará si se trata del Aedes aegypti, se dará el alerta y se tomarán las acciones necesarias.
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