A las 12.40 del jueves, el locutor oficial presentó a Alberto Fernández en la planta de electrodomésticos Whirlpool, en Pilar, en el Gran Buenos Aires. En primera fila, un inconmovible Daniel Scioli disfrutaba del acto. Exactamente a la misma hora en que el Presidente festejaba la primera exportación de lavarropas a Brasil, en el municipio vecino de Escobar Sergio Massa anunciaba mejoras en las escalas del monotributo: hubo dirigentes que fueron invitados, por separado, a ambos eventos.
Si fuera solo por la superposición de los anuncios oficiales, una muestra -solo una- de cómo ejerce su liderazgo el jefe de Estado, el Frente de Todos, que hace tiempo dejó de ser de todos, no habría llegado a este callejón al que ni la propia Cristina Kirchner le encuentra salida. Pero la disputa en el seno de la coalición peronista es despiadada, y el objetivo de dos de los tres principales socios de la alianza se topa, por ahora, con una resistencia inesperada de final de mandato por parte de Fernández.
Dolido y encerrado en su círculo más íntimo, quebrado moralmente por la Vicepresidenta, con la que juró en público que nunca más volvería a pelearse, el Presidente está dispuesto a sostener las PASO detrás de la postulación de Scioli -impulsado por buena parte del entorno presidencial-, el retador con el que Eduardo “Wado” de Pedro sí está dispuesto a competir si es que finalmente CFK da el visto bueno a su candidatura, pero que Massa pretende, por el contrario, embestir política y mediáticamente hasta que tenga que tirar la toalla. Este sábado, desde el congreso partidario de Malvinas Argentinas, el ministro lanzó otra estocada: unidad versus PASO, pero concluyó: “Si se decide que haya PASO, allí vamos a estar”. Scioli sigue en el ring.
“Tantas veces me mataron, tantas veces me morí, y sin embargo estoy aquí…”, tarareó divertido “El Pichichi” el miércoles por la noche, como La Cigarra de Mercedes Sosa, en los estudios de TN, horas después de que trece gobernadores exigieran desde la sede del CFI “la construcción de una lista de unidad con integración de carácter federal”. Antes de esa emisión televisiva, Scioli recibió el llamado de algunos de ellos y fue anfitrión en sus oficinas de Córdoba y San Martín, en Retiro, a un jefe provincial -según trascendió, se trató de Ricardo Quintela-, que le argumentó el porqué de la necesidad de unificar al peronismo en una sola postulación: “Es un desorden, no podemos estar recibiendo a varios candidatos”.
En paralelo, Massa cruzó desde su oficina a la del Presidente: estuvieron reunidos un largo rato, según voceros de la Presidencia, por temas vinculados a la gira por China y al FMI y no por la exigencia de un rato antes de los gobernadores. El semblante de Fernández, sin embargo, cuando pasó después por la sala de prensa de Casa Rosada a saludar por el Día del Periodista dejó serias dudas.
La relación entre el Presidente y Massa atraviesa momentos de extrema complejidad, y los chispazos en la cúpula del Frente de Todos amenazan con prender fuego al Gobierno.
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