La polémica entre el municipio de Victorica y la Cooperativa de Servicios Públicos local (Cevic) por la provisión de energía a diversos sectores se mantiene y aún no se sentaron frente a frente el intendente, Hugo Kenny, y el titular de la entidad solidaria, Jorge Díaz.
Kenny acusa a la prestadora de servicios de falta de inversión. En tanto Díaz responde que la entidad que preside las hace en forma constante, pero deslinda con mucho de razón la responsabilidad en el caso puntual de las ocho viviendas sociales que están listas y no se pueden entregar «y de muchísimas construcciones en marcha o viviendas ya terminadas que fueron hechas en terrenos que vendió el municipio sin los servicios básicos».
El dirigente cooperativo hizo un relato recordatorio de los pasos previos, entre ellos que la Cevic hizo oportunamente el proyecto técnico y que la obra se desarrolló sin concretarlo, y recalcó que «darle luz a un sector no es sólo comprar cable. Hoy la obra cuesta muchos millones, hacen falta una extensión de 200 metros de la línea de media tensión y desde allí hacer las bajadas. Sólo el transformador adecuado para toda esa demanda vale más de 5 millones de pesos. No es una cuestión de caprichos, hoy es de recursos económicos», sostuvo.
Reconoció que la localidad «tiene una fuerte expansión y nosotros tratamos de dar respuesta a la demanda. Tenemos ya 38 subestaciones de transformación y estamos invirtiendo, pero nuestra prioridad es la calidad del servicio a los que ya lo tienen y lo pagan». Díaz agregó que «en otras localidades vecinas trabajamos muy bien en conjunto, cuando hay un barrio nuevo o un loteo, no se hacen si no cuentan con los nexos», en contraposición con la política del intendente Kenny de vender terrenos, habilitar loteos y que «después la gente venga a reclamar los servicios a la cooperativa».
Chicanas.
Kenny y Díaz transitan veredas opuestas en materia política. Sin embargo, el cooperativista dice: «No mezclamos las cosas. Acaba de salir un viaje en nuestro micro con pibes que viajan por cuenta del municipio, la colaboración y el diálogo siempre están».
«Ni en lo institucional y menos en lo particular tengo problemas con Hugo, hemos hablado y avanzado en muchas cosas entre las dos instituciones más importantes de la localidad. Este tema de la falta de servicio es por falta de planificación y previsión, cuando se hace un barrio nuevo, un loteo, una extensión, primero hay que prever los servicios y entregar con esa factibilidad segura. La gente que lo necesita, compra, construye y luego se da cuenta de que no tiene agua, luz, etc», agregó.
Tras el triunfo electoral, una más, de Hugo Kenny en las municipales de mayo, el intendente en medio de la euforia de los festejos lanzó una chicana. «Ahora vamos por la manzanita», dijo en referencia al control de la entidad que tiene el frente de su edificio principal pintado de verde manzana.
Díaz tomó el aguante y respondió. «Ojo, miren que la manzana verde puede tener un gusto ácido».
Hace muchos años, el jefe comunal fracasó en su intento de lograr en una asamblea una victoria que le diera el control de la institución.
Parches sin proyectos estratégicos.
El problema que tiene Victorica, los vecinos que no pueden acceder a casas sociales o de propia construcción por la falta de servicios, no es privativo de la capital del oeste.
Decenas son las cooperativas que sufren en sus oficinas los reclamos de los vecinos que compraron tierras, quieren desarrollar proyectos y no tienen los servicios.
Los loteos se autorizan desde los municipios, con el visto bueno de los respectivos concejos deliberantes, sin la previsión de los nexos ni un previo pedido de factibilidad a las cooperativas prestadoras. Cuando primero lo hacen y luego lo piden llegan los problemas.
Eso es, sencillamente, la carencia de planes de desarrollo territorial, un plan estratégico que muy pocos municipios han desarrollado. O simplemente ordenanzas que regulen la situación.
Botones de muestra, además de Victorica, serían hoy la necesidad de una obra importante de agua potable para una urbanización alejada que se desarrollo en Alpachiri, o una larga y onerosa línea eléctrica y red de agua que le reclaman a la cooperativa de Rancul para llegar a un sitio loteado sin ninguna previsión.
Varias son también las cooperativas que disponen de sus propias reglas y avisan que sin su factibilidad previa y el pago de las obras de nexo no darán su servicio. Adentrados ya en el siglo XXI, con la casi totalidad de las localidades superando los cien años de vida, es un buen momento para que sus respectivas administraciones e instituciones desarrollen planes estratégicos y no sigan yendo parche a parche.
Fuente La Arena
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