La escena no podría ser más macabra, el sonido de las tapas de los contenedores cerrándose repicaba en la cabeza de los investigadores, el camión de basura que se volvió morguera y un crimen que nadie comprendía.
En una primera autopsia los forenses no detectaron signos de abuso, de defensa, ni rastros de estrangulamiento. Así, concluyeron que la causa de su muerte había sido la compactación del camión de residuos.
Por esas horas, el asesino creía haber logrado total impunidad.
En las primeras horas, el asesino creía haber logrado total impunidad.
El día de su desaparición Ángeles entró a su edificio al llegar se encontró con el encargado, Jorge Mangeri, quién mediante engaños logró llevarla al sótano sin que nadie lo notara. A solas, intentó abusarla sexualmente, pero ella se resistió. En la lucha logró herirlo aunque no logró evitar que la asfixie hasta matarla en menos de 5 minutos.
El encargado entonces debía deshacerse del cuerpo. Le fracturó cinco costillas, la clavícula derecha y una vértebra. Necesitaba que el cadáver entrara en bolsas de basura. Nadie sospecharía si así la sacaba del sótano.
Además el asesino apelaría a sus conocimientos: sabía exactamente a qué hora pasaba el camión recolector de residuos, sólo restaba elegir dónde arrojar el cadáver.
Mientras tanto la investigación no lograba despegarse del edificio y comenzó a poner el foco sobre quién podría haberla visto la mañana de su desaparición. Allí, revisando posibles testigos notaron que el encargado había faltado a cada una de las citaciones judiciales para dar su testimonio.
Cuatro días después del crimen, fueron a buscarlo con la policía. Con secador y trapo en mano se había acercado durante casi una semana a la cobertura periodística de la muerte de Ángeles, su vecina de tan solo 16 años. Nunca se escondió, su perversión no se lo permitía.
Ya como testigo,, no pudo soportar el peso del crimen y luego de algunas contradicciones, confesó: “Fui yo”. Nunca más volvería hacerlo y desde ese día negó haber sido el autor del crimen más allá de que su perfil genético fuera hallado debajo de las uñas de la mano derecha de Ángeles en una segunda autopsia.
La joven, en su resistencia a ser abusada, dejó las pistas para esclarecer su propia muerte.
El 15 de julio de 2015, el TOC 9 integrado por los jueces Fernando Ramírez, Ana Dieta de Herrero y Jorge Gettas, dio por probado que el 10 de junio de 2013 Mangeri (48) estranguló y sofocó hasta matarla a Ángeles (16) durante un ataque sexual en el edificio y luego descartó su cadáver.
Mangeri fue condenado por «femicidio, abuso sexual y homicidio agravado criminis causae» a la pena de prisión perpetua, por lo que recién podrá pedir prisión domiciliaria en 2038 y su libertad condicional luego de 35 años en la cárcel, en el año 2048.
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