La Legislatura provincial que asumirá el 10 de diciembre a partir de los resultados de la elección será una Cámara que necesariamente tendrá que buscar consensos, y en la que además habrá pesos pesados con alta visibilidad y volumen político.
Esa configuración marcará claras diferencias con el actual funcionamiento del cuerpo, que en general no estuvo caracterizado por protagonistas de alto perfil. Será clave el rol de la vicegobernadora Alicia Mayoral, ya que su voto seguramente tendrá que definir varias votaciones, a partir de que 15 bancas serán ocupadas por oficialistas y 15 por opositores, lo que hace prever varios empates.
La oposición tendrá la llave para que se hagan o no las sesiones, una situación muy diferente de la actual en la que el oficialismo goza de una mayoría propia que le permite por sí mismo definir el quórum.
Pero además se abrirá un campo intenso de la disputa política, sobre todo en el contexto que dejó marcada la elección: una posibilidad de paridad casi inédita entre oficialismo y oposición y una disputa disparada por la sucesión en 2027, ya que Sergio Ziliotto no tiene otra reelección como gobernador.
Los protagonistas legislativos, como pocas veces últimamente, son referencias centrales de sus espacios políticos: la mano del exgobernador Carlos Verna diagramó un bloque Plural ultravernista que le responde, no solo a partir de la presencia más clave que nunca de Mayoral en la vicegobernación, sino de otros actores de primerísimo nivel que ocuparán bancas.
No es ningún secreto que la visibilidad que viene cobrando de la mano de Verna el actual diputado nacional Hernán Pérez Araujo lo posiciona como uno de los dirigentes con lógicas ambiciones. Su decisión de bajar al «pago chico» justamente apunta a generar vínculos con el territorio. Pero además el vernismo tiene al menos a otros dos pesos pesados que juegan fuerte: pugnarán por espacios Daniel Lovera, desde su trayectoria y su recorrido sindical, y el actual intendente de La Adela Juan Barrionuevo.
Es obvio el impacto que implicará la presencia de María Luz «Luchy» Alonso en la Legislatura local, después de ser secretaria Administrativa del Senado, pero más que eso la mano derecha de Cristina Fernández de Kirchner: Luchy es otra que decide jugar fronteras adentro, con la idea de reafirmar su liderazgo en La Cámpora y su sueño no disimulado de ser gobernadora de la provincia.
Otras mujeres tienen no solo el peso de la representatividad de sus líneas y de ellas mismas, sino el de la pertenencia a la rama gremial: Liliana Robledo y Patricia George se referencian en ese sector. Robledo ya demostró su potencia política, antes de ser secretaria de la Mujer, como concejala en Santa Rosa, cuando puso en evidencia su audacia para marcar la cancha dentro del PJ.
Convergencia tiene en la Legislatura a su principal referente en actividad: Espartaco Marín, desde ya que con Rubén Hugo Marín conduciendo desde afuera, aspira a que le cumplan el pacto tácito de que presidirá el bloque oficialista, aunque ya suenan ruidos en ese sentido. Como sea, Taco es otro peso pesado.
Quizá con menos visibilidad, pero encaramado en una generación que tiene sus expectativas y en un sector político que renovó credenciales, Federico Ortiz, actual intendente de Miguel Riglos, puede convertirse en otro representante de visibilidad a partir de que representa a un espacio interno del justicialismo que revirtió en la última elección su apariencia de opacado y desintegrado: Compromiso Peronista.
Por el lado de Juntos por el Cambio, el que empezará a tallar es Poli Altolaguirre, quien nunca antes había ostentado un cargo público y llega fortalecido por el reconocimiento general de que fue el gran armador de la exitosa campaña del radicalismo, tanto en la interna como en la general.
Ya propuso el funcionamiento de un interbloque con sus socios de Juntos por el Cambio, en el estilo del que tiene vigencia en el Congreso Nacional. Eso generará, a la vez, nuevos vínculos y nuevas tensiones con el PRO, que tiene representación con alguna experiencia, ya que -por ejemplo- Laura Trapaglia o Matías Traba ya conocen la dinámica legislativa y el ejercicio político en ese ámbito porque tienen una gestión completa.
También se verá asomar en la alianza opositora el rol de Javier Torroba, de alguna forma heredero político de su padre Francisco Torroba, quien luego de la decorosa derrota en Santa Rosa asoma más en retirada y aprovecha para visibilizar a su hijo como otro de los referentes del sector interno Azul.
Uno que vuelve, en alianza con Sandra Fonseca, es Maximiliano Aliaga, pero esta vez no con la camiseta del PRO sino de Comunidad Organizada: de todos modos su pasado macrista seguramente incidirá en los posicionamientos y en el posible desarrollo de alguna alianza que mire hacia el futuro dentro de la oposición.
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