LeBron: «Si quiero seguir jugando.”
DM: «¿El próximo año?”
LeBron: «Sí.”
DM: «¿Te retirarías?”
LeBron: «Tengo que pensarlo.»
Minutos después, otro periodista, Chris Haynes, fue por el mismo camino, escribiendo que no es seguro que James forme parte de los Lakers en la siguiente temporada, luego de una campaña en la que terminó muy cansado, física y mentalmente. Una, la #20, en la que las cámaras lo siguieron para una especie de Last Dance.
Mi lectura: no creo que se retire, por varios motivos. Lo dice hoy, entre cansado y frustrado, tras una campaña desgastante, con una mezcla de sensaciones.
Pero él ya lo avisó antes: su sueño es jugar con su hijo en la NBA y para eso falta un año, al menos. La otra opción es que descanse la temporada que viene, mire a Bronny en la Universidad de South Carolina, recargue baterías y regrese en 2024 para jugar con su hijo en algún equipo.
Pero el Rey no permitirá que su carrera termine con una barrida. Los legados y los relatos son importantes para los #1. Y tampoco se irá sin un tour de despedida como tuvo Kobe.
Además, ante la pregunta de McMenamin si un verano completo de rehabilitación podría hacer que regrese al nivel previo a la lesión de febrero, Lebron asintió y dijo que sigue siendo “mejor que el 90%, o hasta el 95%, de la NBA”.
No le falta razón: anoche, a los 38 años, terminó con 40 puntos -el más veterano en llegar a esa cifra en playoffs-, 10 rebotes, 9 asistencias y una sola pérdida, jugando 47.55 minutos.
Puede ser también que todo esto sea una estrategia del Rey para que se hable de eso y el foco no esté en la barrida.
El tiempo dirá, se viene un verano potente, con un mercado picante. Veremos si es un año sabático o nada, si esto sólo fue parte de una calentura-frustración. Un competidor como él no pondrá fin a una carrera de esta forma.
Deja tu comentario!