Para Juntos por el Cambio, el gobierno tiene por delante un panorama lo suficientemente complicado, en materia económica, como desviar el foco de atención con peleas propias. Cuando el Frente de Todos atravesó su crisis más profunda, con mensajes cruzados entre sus principales dirigentes, la oposición confió en que podría adoptar el rol de espectador y aprovechar el tiempo para diseñar un plan que permita ciertos ordenamientos internos. Pero nada de eso sucedió y estallaron guerras en todos los frentes. Cada uno de los espacios fundadores de la alianza formó parte de algún cruce que puso a Cambiemos al borde del abismo pero el antikirchnerismo primó y todavía no se rompió. La disputa que abrió Facundo Manes se insertó en esa línea temporal de inacción fallida y, sin ninguna reunión para calmar los ánimos en el corto plazo, será un tema que la coalición buscará trabajar para contener y mantener la herramienta electoral. Ahora, vuelta de página para el neurocientífico que continuará con su campaña en un evento que también lo tendrá a Horacio Rodríguez Larreta como protagonista.
Más allá del debate sobre el supuesto quiebre de la coalición, la oposición abrió un interrogante. Hasta el momento, la autocrítica se basó en los errores de comunicación, en el mal diagnóstico previo de la situación del país y en la falta de coraje para enfrentar los cambios necesarios, pese a las resistencias. Nada se dijo de cuestiones más profundas como, por ejemplo, el espionaje ilegal de la Era Cambiemos, negado por las propias víctimas pertenecientes al espacio de Mauricio Macri. Manes aprovechó la libertad que le otorgó el no responder al ex presidente y salió a ventilar cuestiones que son públicas y merecen ser habladas como cualquier otra causa judicial contra cualquier otro dirigente argentino. Algo que generó adhesiones dentro de las filas boina blanca.
Esa reacción, producto de la supuesta libertad, no sólo le generó una lluvia de críticas de aliados sino que también derivó en una desmarcada enorme por parte de la conducción de su partido. Para Gerardo Morales, el radicalismo logró, con el tiempo y especialmente a partir de las elecciones del 2021, instalarse como una fuerza que puede disputar poder y no sólo cargos legislativos. Pero adentro. Disputar el sentido PRO de que el partido centenario se convirtió en testimonial y parlamentario, algo que piensan Mauricio Macri y otros sectores amarillos.
El radicalismo quiere romper con esa concepción e imprimirle su sello a la alianza. La conducción de la UCR considera que la coalición es la mejor herramienta para llegar al 2023 con chances de ganar y no tiene sentido ir por fuera. El diputado también. Morales adoptó, en el último tiempo, la actitud de confrontar con Macri porque, como presidente del partido, entendió que es su rol. Y sabe que no es gratuito, por el poderío mediático del ex presidente, pero cree que es necesario. Y, al mismo tiempo, que esa batalla no la tienen que dar todos.
Para la conducción nacional, si Manes fuera a disputar la gobernación en Buenos Aires, podría armar un terremoto en Juntos por el Cambio y poner en aprietos a Diego Santilli, la opción más fuerte, de momento, del PRO. Con el neurocientífico en la provincia, Carolina Losada en Santa Fe, Rodrigo de Loredo en Córdoba y Martín Lousteau en la Capital Federal, Morales podría ser un candidato potable para ir por la Presidencia y no como “socio de” un dirigente amarillo. Esta estrategia fue cuestionada en el espacio al rechazar la idea de ser «empleados» del gobernador. En la orilla del PRO presuntamente dialoguista, el jujeño suena como posible vice de Horacio Rodríguez Larreta. El jefe de Gobierno y el diputado compartirán escenario este miércoles en Córdoba.
El diputado tiene la intención de ir por la Presidencia a como dé lugar. Según un dirigente del ecosistema pero no de la mesa chica, si las PASO quedaran eliminadas, iría directo a las elecciones generales con aliados propios. En algún universo radical, hasta se miraron las coincidencias con Morales a la hora de cuestionar a Macri, como si hubiera cierto aval. Pero de uno y otro lado, algo se destacó en el radicalismo: el gobernador de Jujuy no tiene una buena relación con el ex presidente desde el 2015 y nunca se fue de la alianza. De todos modos, el mismo dirigente fue más lejos y no descartó una ruptura incluso con las PASO vigentes. La mesa chica lo descartó.
“No es posible ninguna aventura fuera de Juntos por el Cambio”, dijo un legislador radical. “No hay una tercera vía alternativa” porque “lo que están en juego son dos alternativas” y “es necesario estar todos juntos para poder ganarle al kirchnerismo”. Aunque reconoció que, más allá de su opinión personal, “cada uno se ponga el sayo que le corresponda, después cada uno sabrá”. Esta línea fue la compartida por el documento del Comité Nacional de la UCR, donde se resaltó el trabajo para “fortalecer Juntos por el Cambio”.
Sin embargo, ese comunicado no fue avalado por todos. Hay varios dirigentes radicales que están de acuerdo con lo que planteó Manes y que no solo apoyaron el contenido de los dichos sino también la valentía de haberlo ventilado pese a que la gran mayoría no se animó a hacerlo. De hecho, hasta no se comprendió por qué Martin Lousteau sumó su apoyo a un texto atribuido 100% a Morales, sobre todo porque el senador y el diputado compartieron un evento la semana pasada. Se llegó a especular que fue una especie de gesto en su relación con el PRO Larreta por la batalla porteña.
Manes recuerda que en 2021 muchos le pusieron obstáculos a su candidatura, pero después terminó sirviéndole a JxC. También tiene en mente que, cuando Lousteau rompió el bloque en Diputados, él se quedó en el espacio oficial. A su vez que, con su hermano al frente de la Convención, se aprobó un documento para ratificar la pertenencia a la coalición. Y, además, tiene muy presente que todos los actores se tiraron dardos entre sí pero nunca nadie los cuestionó tanto como a él, acusándolo de intentar romper la alianza. En el ecosistema del neurocientífico aseguran que no se va a ir pero que hay referentes a los que les molesta la instalación del legislador. La buena relación con Morales parece haberse tomado un recreo.
Más allá del odio personal hacia Macri, se pusieron en juego las estrategias. Manes fue el que logró marcar una posición diferenciada del resto al plantear el camino de la moderación y sostenerlo en el tiempo. Larreta coqueteó con esa postura pero no abandonó la isla de los halcones. Con el desorden de la semana, al neurocientífico le advirtieron que un camino intermedio e independiente, entre Cambiemos y el Frente de Todos, no tendrá éxito. Que se pueden plantear matices dentro de la alianza pero ninguna exploración por fuera porque quedaría condenada al fracaso.
Ahí cobró relevancia el comunicado de la UCR bonaerense, el aparato sobre el cual se apoyó la candidatura de Manes en 2021 y sobre el cual se construyó la campaña camino al 2023. En esas latitudes, cuando empezó a correr el rumor de una ruptura, hace casi dos meses, se negó cualquier chance de quiebre. Incluso, en el radicalismo nacional señalaron a Maximiliano Abad como un dirigente que no mostró ningún indicio que pudiera anticipar una tercera vía. El titular del partido provincial se destacó por su trabajo local con todas las fuerzas, de forma muy articulada.
Pero en su comunicado, la UCR de Buenos Aires dejó en claro que la “unidad” de Juntos por el Cambio no significa “uniformidad ni complacencia, ni silencio” sino caminar hacia “un proyecto colectivo que está por encima de nuestras diferencias”. Más allá del apoyo a Manes, también se bregó por la amalgama aunque se advirtió que actitudes como las desatadas este lunes la pueden perjudicar.
Después del torbellino, Manes apostó por dar vuelta la página. Lo dijo el lunes a la noche en TN, pensar a futuro porque la ciudadanía está cansada de las peleas de la política. Este miércoles estará en el 14º Coloquio Industrial de la Unión Industrial de Córdoba. El diputado será entrevistado a las 15:45 y, después de un recreo de café, lo será Larreta, ambos por periodistas locales.
El jefe de Gobierno, como es usual en su comportamiento, se pronunció varias horas después que el resto de los dirigentes pero también mostró su desacuerdo con los dichos del neurocientífico. Para el capitalino, no es necesario primerear una posición sino pensarla bien, con contexto incluido, antes de salir a hablar y marcar el perfil. Larreta fue uno de los espiados durante la gestión Cambiemos, aunque siempre lo negó y habló de la inocencia de Macri. El jefe de la Capital Federal estará, el jueves, en La Matanza, donde camina dos veces al mes.
En el evento en Córdoba también estarán Daniel Funes de Rioja, presidente de la UIA, el gobernador Juan Schiaretti, el titular de la UIA cordobesa, Marcelo Urribarren y el secretario de Producción, José Ignacio de Mendiguren. Se debatirán las perspectivas políticas de la Argentina, la adaptación tecnológica y la economía mundial. De cierre, un cocktail.
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