El atentado contra Cristina Kirchner pasó a un segundo plano. Sin ser un tema superado, siempre flotando en el aire, dejó de ser el centro exclusivo de atención para darle lugar, nuevamente, a la agenda full campaña electoral. Los candidatos de Juntos por el Cambio retomaron sus agendas de anuncios – ya sea de gestión o de futuro plan de gobierno – e instalación discursiva orientada a la diferenciación extrema con el kirchnerismo, aunque el escenario aún proponga una confusión estratégica, sobre todo para los centros.
Alfredo Cornejo se ubicó como una opción nacional pese a los intentos de encapsularlo en Mendoza. El senador radical nunca se bajó de su pretensión de estar en una boleta para disputar la Casa Rosada y hoy suena como un posible compañero de fórmula del macrismo, más cercano a Patricia Bullrich con quien compartió encuentros en su provincia, en el conurbano y en San Juan este lunes. El ex presidente de la UCR pasó, cómo otros dirigentes de la oposición, por la Bolsa de Comercio de Córdoba para exponer sus propuestas, a título personal, con la intención de alimentar el programa de consenso, que servirá para todos los postulantes, en el que trabaja la alianza.
El gran objetivo de la oposición, además de una victoria sobre el peronismo, es el de llegar con una razón de ser y un plan que le dé las herramientas para hacer lo que, cree, hay que hacer. Aunque eso sea antipático. En su exposición, Cornejo advirtió que posiblemente, al dar a conocer propuestas antipopulares, se pongan en riesgo algunos votos. Pero también sostuvo que si la alianza puede presentar «propuestas claras, aunque se paguen costos, mejor explicarlas bien» para poder persuadir a la ciudadanía y hacerle entender que el camino doloroso será inevitable si se quiere llegar a una mejor situación. En el mejor de los casos, convencer a una porción importante de que el tarifazo o las reformas laboral y jubilatorias son necesarias.
El gran problema de la gestión de Mauricio Macri fue, según el análisis de la oposición sobre el cual hizo foco Cornejo en su aparición en Córdoba, no haber explicado correctamente las cosas y haber generado más expectativas de las que efectivamente se podían cumplir. Para él, en la campaña del 2015, los candidatos de Cambiemos cayeron ante el canto de sirenas de los publicistas y el marketing y optaron por vender «esperanza» y prometer soluciones rápidas sin poner en valor los problemas reales y sus dificultades. «Con lo cual, después no se entendía nada, ni el aumento a las tarifas, ni el ajuste necesario de la economía. No podemos volver a cometer el mismo error. Para que esto tenga viabilidad política hay que hablar clarísimo, no dejarse correr por la narrativa que se ha instalado en estas dos últimas décadas en materia de seguridad, laboral, económica”.
Por eso, la oposición optó por contar los detalles de la dureza del cambio. El senador radical hizo un diagnóstico del «Estado bobo» en constante crecimiento y con pocos resultados concretos. Puntualmente habló de la expansión del gasto generada por la inclusión previsional, asignaciones y subsidios. Por supuesto, también entraron en el gran globo de la crítica los impuestos y el crecimiento del empleo público frente a un estancamiento privado.
Cornejo llamó la atención a los dirigentes que piden un ajuste de la política como solución. Reconoció que no movería el amperímetro de las cuentas públicas pero se abrazó a la necesidad dar un gesto. Para ello, propuso reducir los ministerios a la mitad (no dijo cuáles eliminaría), que los empleados que se jubilan no se repongan salvó áreas esenciales, y la recuperación del control estatal al cumplimos de las jornadas laborales.
En materia de subsidios, se mostró en desacuerdo con la segmentación de tarifas por insuficiente y planteó que la medida del gobierno será un “primer ajuste pero el óptimo” implicaría reducir el costo a no más del 2% del PBI. En materia de transporte, también pidió equiparar la situación del AMBA con el resto del país. «Hay que atreverse, explicarlo, armar un contra relato y narrativa que sea profunda, que explique beneficios y por qué se toca algún tipo de intereses», desafió a los propios.
En materia impositiva, la postura de siempre. Simplificar y unificar impuestos porque, sostuvo, no es necesario desfinanciar al Estado para poder hacerlo. En el ámbito laboral, la modificación de la ley de contrato del trabajo y creación de convenios provinciales. «Estamos luchando contra las regulaciones laborales que no permiten que mucha gente que necesita tomar trabajo no lo esté haciendo». También le dedicó un párrafo a los sindicatos, al pedir una reforma y señalar que muchos referentes políticos temen hablar del tema. Aproximó la idea de reducir aportes patronales para las Pymes y reducir la litigiosidad laboral.
Respecto al sistema previsional, habló de «sinceramiento«, cuestionó los regímenes especiales y pidió un blanqueo total de la economía para hacerlo sostenible. Uno de los focos estuvo puesto en la intención de discriminar las actualizaciones de los haberes de acuerdo a si las personas se jubilaron con todos los aportes, con moratorias o que nunca aportaron.
A diferencia de otros, Cornejo se mostró conservador respecto a los planes de empleo: ”No se los puede eliminar, hay mucha demagogia dando vueltas diciendo ‘llego yo y los elimino’. Ahora suena bien decir eso, pero no creo que se pueda hacer de la noche a la mañana, se tiene que hacer en un contexto macroeconómico de orden” pero sí aseguró que tienen que tener temporalidad de seis meses a un año, con contraprestación. Incluso ensayó una crítica a Mauricio Macri al revelar una discusión que tuvo con él y su ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley. Según su relato, le recriminó al ex presidente cómo podía ser que hubiera cortes en la 9 de Julio si esas personas tenían que estar en su lugar de trabajo por contraprestación y no en la calle.
Todas las propuestas están orientadas a lo mismo, sea cual sea el candidato: reducir el déficit, bajar impuestos y desarmar la estructura estatal. Lo dijo Macri, en ese mismo escenario cordobés, a fines de agosto: “No hay lugar para el populismo light o populismo institucional. Eso hay que dinamitarlo. El kirchnerismo levantó una pared que es el 42% del gasto público. Nosotros tenemos que tirar abajo esa pared o no hay futuro porque no se puede sostener”.
También lo planteó Bullrich en ese escenario en julio, cuando socializó su programa de Gobierno y adelantó tres paquetes de leyes: terminar con los privilegios del Estado, cambiar el sistema impositivo y ordenar normativas que impiden el crecimiento del sector privado en la generación de empleo. Las coincidencias no son casualidades sino parte del armado de un mismo programa para todos, sin dejar afuera ni a los halcones ni a las palomas.
Horacio Rodríguez Larreta, por ejemplo, el martes tomó una posición dura respecto al oficialismo y al feriado decretado por el atentado contra Cristina Kirchner. Tuvo la necesidad de salir a hablar después de lo ocurrido el fin de semana y lo hizo al lado de la candidata halcona en su armado, Soledad Acuña, lo que le sirvió como un salvavidas a él y la posicionó a ella de cara al 2023 para intentar mantener la dinastia PRO en la Ciudad.
En ese contexto de constante esfuerzo para diferenciarse del kirchnerismo, la pregunta por el famoso consenso. Cornejo coincidió con Larreta en la necesidad de generar acuerdos que trasciendan gobiernos y partidos políticos pero dijo que ahora es imposible, culpa del núcleo duro del kirchnerismo. Sin embargo, se mostró optimista en la idea de recrear un 2016 cuando, después de la derrota electoral, el peronismo «implosionó» y podría volver a hacerlo el año que viene en caso de perder. Eso podría darle lugar a la aparición de «gobiernos provinciales de origen peronista que imaginarán que deben tomar distancia del kirchnerismo duro» para sentar las bases que permitan «acuerdos sobre reformas laborales, fiscales, impositivas, de mediano o largo plazo».
Para todo eso, la unidad de JxC se mostró como indispensable, necesaria e innegociable. Con PASO, probablemente con fórmulas cruzadas, y sin descartar la posibilidad de alianzas con sectores ajenos a la grieta.
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