Mario el «Sapo» Valquinta está recluido en el «buzón» de la Alcaidía de la Unidad Regional I junto a su hijo Gonzalo. Este último espera con ansias su libertad, que podría suceder luego del 18 de febrero, pero el primero probablemente permanecerá allí hasta que se realice el juicio. En diálogo con este medio, el «Sapo» contó su versión de lo sucedido esa fatídica tarde del 28 de diciembre, cuando agredió con una pala a su sobrino luego de que éste atacara a su hijo.
«El problema era conmigo», dijo de entrada Valquinta. «Mi familia no tiene nada que ver, y cualquier persona que se hubiera defendido como yo hubiera sido considerado un héroe, porque Rodrigo (su sobrino) es una persona muy violenta y agresiva», manifestó el imputado.
Expulsado.
Según su relato, el conflicto se habría originado hace algunos meses, luego que decidiera expulsar a su sobrino Rodrigo (21) del gimnasio de boxeo que tiene desde hace varios años. «El tuvo una causa penal cuando le pegó a dos policías en una fiesta clandestina, y en ese momento lo llamé y le dije que estaba suspendido de los entrenamientos. Al rato cayó al gimnasio re drogado y me empezó agredir: me rompió el labio y me dejó inconsciente… yo le enseñé a pelear y eso lo usó contra mí», contó el también entrenador de 47 años.
Asimismo, aseguró que el día del episodio por el cual va a ser juzgado «varios vecinos habían denunciado a Rodrigo porque estaba muy alterado, incluso su madre llamó a la policía porque no lo podía controlar. Pasa que es una persona que abusa mucho de las drogas: toma clonazepam y otras pastillas, y se pone peligroso».
«A mí me da mucha pena verlo así en ese estado -prosiguió- porque lo hemos contenido mucho. Lo agarramos con 13 años, lo llevamos al gimnasio y le hicimos terminar la escuela… espero que se recupere», dijo en referencia a la situación médica de su sobrino, quien permanece en terapia intensiva del hospital Lucio Molas en estado grave.
«Le di un palazo».
Respecto al ataque en sí, contó que durante la refriega primero le pegó con la mano, «y cuando trastabilló agarró una pala q estaba allí (que uso para hacer cosas en el jardín) y le di un palazo. Pero fue para contenerlo, para que no pase a mayores… pero bueno, pasó lo q pasó».
«A mi sobrino lo quiero un montonazo- continuó-, he hecho cosas por él que ni los padres hicieron, y es porque somos familia, por eso es tan angustiante toda esta situación».
Huida y búsqueda.
El ahora «acusado de tentativa de homicidio» escapó de la policía luego de la pelea, y lo hizo de una manera insólita: se escondió en un auto abandonado que estaba «al lado del gimnasio», según sus dichos. Lo llamativo del hecho es que ninguno de los agentes de la Seccional Primera, del GEO y de la Brigada de Investigaciones se percató de que estaba allí, mientras allanaban el propio establecimiento. «Estaba ahí nomás, a unos metros. Me quede observando el operativo. Cuando se metieron al gimnasio estaba en un coche viejo ahí estacionado», relató.
Luego de que la policía se marchara, Valquinta salió del auto y se recluyó en su propio gimnasio, y no fue encontrado hasta que se cumplieron nueve días de su desaparición. «Siempre estuve en el gimnasio, porque sabía que la policía me iba a matar a palo. Tenía comida de sobra porque siempre tenemos para los chicos. Me la pasé buscando abogado, pero todos estaban de vacaciones. Después, a los pocos días, conseguí uno y estaba por negociar mi entrega, pero vi a la policía afuera y salí», detalló el «Sapo».
Testigos y cámaras.
Ahora Valquinta se enfrenta a una importante condena en caso de que se compruebe la acusación de «homicidio en grado de tentativa». Durante una audiencia en la Ciudad Judicial, el acusado aseguró que había sido él quien atacó a Rodrigo, y eximió de culpa a su hijo Gonzalo y a su pareja, Jessica Rosignolo, quienes aun permanecen detenidos por el episodio.
«Estamos tratando de pelearla: es muy injusto lo q le hicieron a mi familia», expresó Valquinta. «Hay muchos testigos que vieron la situación, pero nadie se quiere comprometer, porque está el hermano afuera q amenaza a todos. Por suerte están las cámaras de seguridad que filmaron todo», concluyó.
«No se lo deseo ni al peor enemigo».
Gonzalo Valquinta también dialogó con este diario, y relató paso a paso su versión de los hechos del pasado 28 de diciembre en el barrio Matadero. «Yo estaba en la casa de mi amigo Agustín, y a eso de las 6.30 de la tarde, cuando estaba por salir, veo de lejos que aparece Rodrigo. Yo no tenía problemas con él, pero él si tenía con mi viejo. Por su problema de adicción se pone peligroso, y ese día estaba muy pasado: ahí nomás me di cuenta que me quería agredir. Así que empezó a tirarme piedras y me empezó a pegar trompadas. Me caí de la bici, me siguió pegando y me produjo un corte en la cara, pero me levanté y salí corriendo», contó el joven de 22 años.
«Me fui a lo de mi viejo -prosiguió-, le mostré cómo me había dejado la cara y le dije me había robado la bicicleta. Así que fuimos en moto a recuperarla, porque ni bien la saca del barrio la cambia por droga. En la calle Harris lo encontramos. El tenía un cuchillo. Nos bajamos y empezamos a tirarle piedras. Después lo perseguimos y mi papá peleó con él. Un amigo intervino y lo separó a Rodrigo, y yo a mi papá. Después agarré la bici y nos volvimos a la casa», describió.
«Pero al rato apareció en la casa tirando piedras. Nosotros salimos a la calle y esquivándolas lo perseguimos, porque se echó a correr. Cuando lo alcanzamos mi papá le pegó una piña en el cuello y Rodrigo trastabilló. Después agarró la pala y le pegó», relató Valquinta.
Defensa.
«Nosotros siempre obramos en defensa propia, pero yo sé que la gente lo ve de otra manera, porque hay un pibe internado… pero tienen que entender que es una persona muy peligrosa. Igualmente nunca quisimos llegar a este extremo, de que nosotros estemos en la cárcel y él en el hospital, porque es algo que no se lo deseo ni al peor enemigo. Fue todo una inconsciencia mía, de mi padre y de Rodrigo», dijo.
«Cuando era chico siempre me juntaba con él, porque mi viejo nos crió a los dos. Anduvimos mucho tiempo juntos, pero cuando se metió con las drogas se perdió. Yo nunca tuve ningún problema con la ley, y ésta es la primera vez que estoy en una cárcel. Si bien vivo en un barrio bajo soy una persona que quiere progresa y quiero convertirme en abogado. Estoy terminando la secundaria, y ahora en febrero tengo que rendir la última materia», manifestó.
Cámaras.
El próximo 18 de febrero se realizará la apertura del material fílmico captado por las cámaras de seguridad ubicadas en la casa del «Sapo» Valquinta, en la calle Plumerillo del Barrio Matadero. Según los testimonios de los Valquinta, habría captado toda la situación y podría corroborar su versión de los hechos.
Fuente: Diario La Arena
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