El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, entiende que su negocio político en este momento pasa por diferenciarse todo lo posible de la gestión de Alberto Fernández. Un día puede ser por las críticas presidenciales a la Corte Suprema -«Es un ataque muy grave», afirmó- y, al otro, para rechazar el asueto a los empleados públicos para ahorrar energía –«No podemos decir que no vayan a trabajar», argumentó-. Todo viene bien en la idea de acumular respaldos entre los adherentes de Juntos por el Cambio de cara a 2023. Pero para un eventual mandato en la Casa Rosada, en cambio, piensa en un gabinete amplio, de «coalición», con un representante del peronismo en un lugar destacado. «Me gustaría un gobernador como Sergio Uñac como jefe de gabinete», deslizó en una conversación reciente.
El ranking de imagen positiva que difundió esta semana la Consultora CB de Opinión Pública lo ubicó a Rodríguez Larreta en octavo lugar en la grilla de gobernadores, cayendo unos puntos respecto a la medición anterior. Como la gran mayoría de quienes encabezan cargos ejecutivos, el jefe de gobierno sufrió el desgaste de los dos años de pandemia. Así lo confirmó otro sondeo, en este caso realizado por Zuban Córdoba y Asociados, conocido poco antes de fin de año, que mostró que ahora también Rodríguez Larreta pasó a integrar el mayoritario lote de dirigentes nacionales que cuentan con mayor imagen negativa que positiva: 45,4 a 51,3%. Se vio reflejado en el apenas correcto triunfo electoral obtenido en la Ciudad en noviembre, donde jugó la carta de la candidatura de María Eugenia Vidal.
En este panorama, el jefe de gobierno endureció su postura luego de los comicios. Por un lado, convencido de que el gobierno de Fernández no alcanzará a recomponerse en los dos años que le quedan, por lo que la conveniencia pasa por marcar diferencias. Fue el único gobernador que no respaldó el Consenso Fiscal y el único que no mandó ni un representante a la presentación del ministro de Economía, Martín Guzmán, en la Casa Rosada. Y así como al jujeño y titular de la UCR Gerardo Morales entiende que le reditúa más el rol de dialoguista y facilitador de la gobernabilidad, Rodríguez Larreta apunta a mostrar distancia. «El principio de división de poderes es uno de los principios básicos del sistema republicano, que es lo que dice nuestra Constitución. Por eso me preocupa tanto esta situación», dijo sobre las declaraciones de Fernández y del viceministro de Justicia, Juan Martín Mena, sobre el funcionamiento de la Corte. No expresaba lo mismo cuando Mauricio Macri designaba jueces de la Corte por decreto.
Milei y Uñac
La estrategia confrontadora de Rodríguez Larreta tiene que ver también con su idea de que el diputado libertario Javier Milei es un proyecto político más serio que lo podría pensarse. Más allá de quienes puedan ser sus rivales en la interna de Juntos por el Cambio -imagina una PASO con fórmulas combinadas entre macristas y radicales-, uno de sus temores es que Milei se convierta en un cisne negro en la próxima elección, dado que las encuestas muestran que sus apoyos se mantienen sólidos, principalmente entre los jóvenes.
Pero una cosa es la campaña y sumar adhesiones y otra diferente es gobernar. Para esa eventualidad, en las conversaciones reservadas que mantiene con su grupo de confianza, el jefe de gobierno insiste que piensa en un gabinete que incluya figuras del peronismo. Puso como ejemplo a Uñac, el gobernador de San Juan y referente de lo que podría considerarse el peronismo moderado. En algún momento, Uñac había mostrado aspiraciones presidenciales, pero luego prefirió consolidar su liderazgo provincial. En octubre pasado, Rodríguez Larreta visitó San Juan en plan de campaña. «Tengo mucho respeto por él y a todos los que nos visitan», dijo entonces el gobernador que ganó las elecciones de manera muy ajustada.
Rodríguez Larreta presentó este jueves al DT de hockey Carlos «Chapa» Retegui como nuevo secretario de Deportes. Retegui fue concejal en San Fernando por el kirchnerismo entre 2015 y 2019 pero últimamente se había acercado a Martín Lousteau, quien actuó de puente para su llegada al gobierno porteño. El jefe de gobierno utilizó la presentación para marcar una nueva diferencia con la Casa Rosada, en este caso sobre el home office para los empleados públicos. «Tenemos a la gran mayoría de la gente abocada al cuidado de la pandemia. No podemos decir que no vayan a trabajar», afirmó. Poco después, la portavoz Gabriela Cerruti deslizó: «Esperamos que el gobierno porteño se haga cargo de la responsabilidad que tiene con respecto al suministro de la energía en la Ciudad».
Es la economía
Como su eventual ministro de Economía, en tanto, Rodríguez Larreta piensa en una opción menos original: Hernán Lacunza, ya probado -y se podría decir que fracasado- como ministro en la gestión bonaerense de María Eugenia Vidal y en los últimos meses de la presidencia Mauricio Macri, cuando se hizo conocido por buscar explicar lo inexplicable a través de enrevesadas metáforas. Entre otros logros, denominó «reperfilamiento» al insólito default de la deuda emitida en pesos.
Rodríguez Larreta es licenciado en Economía recibido en la UBA y tiene un master en Administración de Empresas de la Universidad de Harvard. Sin embargo, es evidente que reconoce falencias en su formación porque volvió a tomar clases particulares con el historiador económico Pablo Gerchunoff, quien formara parte de los equipos de Juan Vital Sourrouille y de José Luis Machinea durante las presidencias de Raúl Alfonsín y de Fernando de la Rúa. Gerchunoff, coautor del best seller «El ciclo de la ilusión y el desencanto» junto al ex vicepresidente del Banco Central Lucas Llach, da cursos en el Instituto de Formación Política de la Ciudad. «Efectivamente, Horacio me llamó porque quería tener conversaciones sobre la historia económica. Y las tuvimos. Horacio es una persona muy metódica«, comentó hace unos meses el profe Gerchunoff en una entrevista con Perfil. No dijo que nota le pondría.
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