El ministro de Economía, Martín Guzmán, afirmó que «la diferencia medular» que separa al país de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) es el sendero fiscal que propone la Argentina para reducir el déficit de forma gradual, de manera virtuosa sobre un mayor crecimiento de la actividad económica.
«La diferencia entre lo que plantea el Fondo y el Gobierno argentino consiste en diferenciar un programa que con alta probabilidad sostendría la recuperación económica que la Argentina está viviendo; es esencialmente un programa de ajuste de gasto real versus un programa que le dé continuidad a esta recuperación fuerte a la economía», afirmó Guzmán en su presentación ante gobernadores de todo el país en Casa de Gobierno.
En la misma sintonía, el presidente Alberto Fernández advirtió que «ajustar la economía es dejar de crecer» y ratificó que para el Gobierno argentino «la palabra ajuste está desterrada en la discusión» que lleva adelante con el FMI.
En su exposición en el Museo del Bicentenario de la Casa Rosada, Guzmán consideró que «la principal tensión» que enfrenta la economía argentina para poder continuar en la senda de la recuperación es la deuda con el FMI.
Para el ministro, los compromisos de deuda plantean una «situación absolutamente insostenible» al asegurar que el sector público y el sector privado en la Argentina deberán enfrentar vencimientos por US$ 28.000 millones en 2022 y US$30.000 millones en 2023, el doble del superávit comercial del país.
Asimismo, aseveró que «es necesario poder refinanciar esas deudas, porque representan la capacidad de seguir adelante con una visión de programación económica sin condicionamientos».
En ese sentido, señaló: «Estamos negociando con el FMI poder tener apoyo internacional al esquema de política económica del Gobierno para poder llevarlo adelante sin pagar las deudas que tenemos con él; que nos dé el financiamiento para poder pagarle lo que nos prestó en 2018 y 2019».
«El acuerdo con el FMI no va a resolver todos los problemas de endeudamiento externo de la Argentina; hay mucho trabajo por hacer; es tan grande el problema que va a llevar años resolverlo», aseguró Guzmán.
Para Guzmán, la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para resolver el problema de la deuda «no es una cuestión de visiones sino de intereses en juego».
«Los intereses de los acreedores son cobrar y si la economía argentina hace un programa recesivo, crecerá menos; la prioridad del Gobierno es que siga Argentina en la senda de la recuperación; por eso es importante que actuemos con la firmeza necesaria», afirmó.
Las negociaciones con el FMI también comprenden a las políticas de precios e ingresos y que en ese marco el Gobierno encara con el sector privado cerrar un acuerdo para «anclar expectativas», planteó.
«Las expectativas son muy volátiles en una economía como la nuestra; si no se hace nada lo que puede suceder es que la inflación sea de magnitud», dijo el ministro al resaltar la importancia de las negociaciones que lleva adelante la Secretaría de Comercio Interior para alcanzar un acuerdo de precios que permita «anclar expectativas».
Por último, Guzmán consideró que la Argentina puede aspirar a «un acuerdo bueno en términos relativos, que permita dar un paso adelante para seguir en la senda de la recuperación y tener más tiempo para resolver el problema tan grave de endeudamiento».
«En términos absolutos no existe un buen acuerdo, porque el mundo no cuenta con opciones que permitan generar un perfil mucho más suave y distribuido en el tiempo de los pagos», concluyó.
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