Esta situación climática, que no sólo afecta a nuestro país, también impacta en Brasil -donde ya se descartó la posibilidad de alcanzar un récord productivo- y además generó pérdidas superiores al 30% de la cosecha de soja en Paraguay. Sin embargo, al mismo tiempo explicaría las cotizaciones elevadas en los contratos en soja y maíz.
En cuanto al volumen a cosechar, la información que surge desde el plano local no es alentadora. El último trabajo publicado por la «Guía Estratégica para el Agro» difundido por la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) aseguró que la falta de reservas de agua ya impactó en el maíz temprano y en la soja de primera.
Situación crítica en el centro.
La situación es crítica para toda la región centro del país. Cristian Ruso, jefe de Estimaciones Agrícolas de la entidad rosarina destacó que «el escenario normal para la campaña de maíz era 56 millones de toneladas pero con el impacto de la sequía, la primera estimación que hacemos basándonos en un relevamiento realizado en las últimas semanas, prevé una caída cercana al 15%, por lo tanto la cosecha se reduce a 48 millones de toneladas».
Ruso detalló que «en soja, la entidad realizó una proyección de cosecha y si bien el escenario normal era de un piso de 45 millones de toneladas, con estas condiciones actuales se recortó la cosecha a 40 millones de toneladas».
Años caóticos.
Los años en los que se repite el fenómeno climático La Niña suelen ser caóticos para la economía local. Enrique Erize, presidente de la Consultora Novitas, aseguró que «la primera vez que se repitió un año Niña fue en 2009 y en aquel entonces los rindes de soja cayeron 33%, la siguiente fue en 2012 y la caída de rendimiento fue del 17% y la última vez fue en 2018 cuando los rindes cayeron 23%».
Según Erize, si la cosecha del año pasado de soja fue de 45 millones de toneladas, este año con menos área y pronosticando un recorte optimista del 17%, la campaña se ubicaría en torno a los 38 millones de toneladas. En el caso del maíz los rindes en esos años cayeron entre 18% y 24%, por lo tanto de mínima, la producción caería unos 10 millones de toneladas.
Tomando como referencia los datos aportados por la BCR, un recorte de 8 millones de toneladas de maíz y de 5 millones de toneladas en soja implica pérdidas para el país por un total de 4.550 millones de dólares, sólo tomando como referencia el valor del grano. La cifra será sin dudas más abultada porque nuestro país industrializa gran parte de la cosecha de soja y exporta subproductos con valor agregado, como harina y aceite de soja con precios diferenciales.
Duro golpe.
Más allá de la caída en los ingresos de divisas, quienes también sufrirán un duro golpe son los productores, que apostaron a siembras con alto nivel tecnológico en un escenario de costos elevados.
En tanto, Ariel Tejera, responsable del Dpto. de Análisis de Mercados de la corredora Grassi, destacó que «al momento de ponderar pérdidas debemos ser cautelosos ya que se trata de un partido que aun no finalizó. El clima continuará jugando un rol clave. Estamos en una campaña donde cada lluvia cuenta. Debemos estar preparados para transitar en mercados muy sensibles a la evolución de los pronósticos».
Ahora la expectativa esta puesta en la soja de segunda y en el maíz tardío, que podrían compensar parte de las pérdidas que se registraron hasta ahora si llueve fuerte durante la segunda quincena de enero.
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