Sufría una enfermedad en las patas traseras. Habían cerrado el parque para atenderla.
Después de un fin de semana de agonía y con una autorización judicial, los veterinarios sedaron a Pelusa y la elefanta de 52 años murió este lunes en su refugio del zoo platense.
El animal, un emblema del paseo tradicional de la capital bonarense, estaba afectado por una enfermedad que le impedía moverse normalmente.
El sábado a la mañana se recostó, después de haber estado casi dos años y medio parada. Así dormía y pasaba los días. Un equipo de expertos que incluyó al coordinador del santuario de elefantes de Mato Grosso y un especialista de una fundación americana, estuvieron al frente de los tratamientos de emergencia todo el fin de semana.
Pero el estado de salud del paquidermo nunca dejó de deteriorarse. En las últimas horas del lunes, los especialistas internacionales y los profesionales del zoo platense que la trataban coincidieron en que la situación sanitaria era «irreversible».
Allí fue cuando las autoridades del municipio -de quien depende el predio ubicado en el Bosque de La Plata- decidieron solicitar la intervención de la Justicia.
Intervinieron el fiscal especializado en causas de maltrato animal, Marcelo Romero y el juez de Garantías Juan Pablo Masi, quienes tenían abierto un expediente por una denuncia anterior de organizaciones defensoras de los derechos de los animales.
Los funcionarios estuvieron reunidos con los profesionales en las oficinas del complejo y autorizaron un pedido para «acelerar el deceso» del animal, para «evitarle sufrimiento». El procedimiento -la aplicación de un sedante, según explicaron- se realizó cerca de las 23 y la elefanta murió.
La determinación se aceleró después de constatar una disminución de los signos vitales y de la respuesta de sus órganos. Se habló además de una «situación desesperante» y que los signos de sufrimiento se hicieron evidentes.
«Acabamos de autorizar todos los procedimientos veterinarios necesarios para evitar sufrimientos, aún cuando ello implique acelerar el deceso. Todos los dictámenes son coincidentes en que el cuadro es irreversible», dijo a Clarín el juez Masi.
El estado de salud de la elefanta Pelusa llegó a un punto crítico, por eso los integrantes del equipo veterinario del Jardín Zoológico y los especialistas del Santuario de Elefantes de Brasil junto a la Fundación Franz Weber, definieron tomar el único camino posible para que ella no sufra», explicaron a ultima hora de ayer desde la Municipalidad.
La salud de Pelusa asumió estándar de cuestión de Estado en la capital provincial. Además de los funcionarios judiciales fueron convocados representantes de la Defensoría del Pueblo de la provincia de Buenos Aires, a cargo de Guido Lorenzino; y de la Defensora Ciudadana de La Plata, Florencia Barcia.
También se tomó contacto con el decano de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de La Plata, Marcelo Pecoraro, para acompañar la decisión que se adoptó.
De acuerdo el parte oficial, «los chequeos de laboratorio fueron progresivamente brindando valores negativos. El lunes, a las seis horas orinó por última vez, comenzó a mostrar signos subjetivos de incomodidad que hasta el momento no se habían visto, por lo que se decidió sedarla. En horas de la tarde, a pesar de la sedación, continúo con signos de malestar».
El informe técnico no daba espacio para variantes: «La situación de salud actual de la elefanta Pelusa impone como único tratamiento posible la finalización de su vida para evitar el innecesario sufrimiento».
En las inmediaciones del zoo -que tiene acceso por la avenida Pereyra Iraola, del Bosque- hubo muestras de cariño y protestas de ambientalistas. El animal era un emblema del parque y estaba en un proceso de tratamiento para un eventual traslado hasta un hábitat más confortable. No pudo concretarse su traslado, que se gestó desde principios de 2017.
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