El objetivo del viaje es un mero disfrute personal y alejarse durante el tiempo que dure, de las cuestiones cotidianas. Lleva ropa, elementos de pesca, linterna, bengalas y una radio para comunicarse con Prefectura.
El abogado piquense Bruno Portis, navegará a bordo de un kayak por el Río Paraná, los 1.100 kilómetros que unen la capital correntina con la ciudad de Buenos Aires. La travesía, que denominó “Expedición Libertad”, la iniciará el 9 de enero y durará entre 40 y 45 días. El viaje, de carácter filosófico, como lo sugiere el nombre, busca un momento de soledad, escapar de las obligaciones, el stress y despegarse, al menos por un mes y medio, del mundo.
“Hace tres años que estoy armando esto, lo armé en secreto acá en Pico. Me tuve que armar un sistema con pantalla solar, una batería para cargar el celular, la radio, y llevo una computadora chiquita para bajar lo que filme. Llevo equipo de pesca, un poco de ropa, una carpa y un cuchillo”, dijo.
Además agregó: “Se alargó un poco más porque se fueron armando grupos de Facebook, y en todos los puertos me va a esperar un grupo de kayakistas. Son 1.100 kilómetros y calculo hacerlo entre 40 y 45 días, tengo que ir viendo cómo voy a estar de cansado, como está el clima. No pienso arriesgarme mucho, y Prefectura me dijo que no navegara de noche. Fui 15 años para allá, a vivir en las islas con mis hermanos y viví feliz, con nada vivís feliz, sos feliz. Después volvés acá y tenés algunos lapsus en los que estás contento. Le dicen locura, no es una locura, una locura es todo comportamiento que no se adecúa a las convenciones sociales. Uno subestima el hecho de estar solo, toda la gente le tiene miedo a estar solo, pero cuanta gente ha estado sola en realidad”, dijo.
El piquense viajará hacia Corrientes durante la noche del domingo 8 de enero, y al día siguiente iniciará la travesía para la cual encaró una exigente preparación. Tras un viaje estimado de entre 40 y 45 días, se espera su arribo en el Club de Tribunales de San Isidro.
“La preparación fue mantener los kilos que tengo, porque voy a bajar entre 10 y 15 kilos en la travesía. Y después, la preparación física. Fui al gimnasio y hasta me hice una máquina para remar, especial para kayakismo. Ya dejé de entrenar, ahora viene la recuperación. Hay gente que me está dando muy buenas manos, se están enganchando con esto. Me dijeron que me van a tratar de loco, pero no me importa más nada”, señaló.
En el tiempo que lleva la preparación de este viaje en kayak, el pampeano que atiende su propio estudio jurídico, que da clases de historia, filosofía y derecho, y que adquirió de manera reciente una pollería local, recibió diferentes recomendaciones, entre ellas, la de Alfredo Barragán, quien fuera el capitán de la Expedición Atlantis.
“Me recomendaron parar en tierra todas las noches para dormir. Pasa que el calor allá, no es el mismo que el calor de acá. El calor de allá, es algo que no podés soportar a la sombra, imaginate en el agua y al rayo del sol. Pienso remar de 9 a 12, descansar y después de 15 a 18.
Haré noche en algunas islas, y estoy comprometido con los chicos de los puertos y voy a tener que ir al puerto, pero podés hacer todo el recorrido sin ver a nadie, eso tenía pensado en un primer momento”, indicó.
La preparación también incluyó el aprendizaje de cuestiones de primeros auxilios, como suturarse e inyectarse algún medicamento, y acondicionar elementos de seguridad y de comunicación.
“Desde afuera, la gente del Paraná está ayudando mucho, está muy entusiasmada con esto. Llevo radio, teléfono, silbato, espejo, un botiquín y me faltan las bengala. Lo más difícil fue aprender a suturarme, a coserme. Agarré un pedazo de chancho lo corté y lo suturé. Y a ponerme inyecciones me enseñó una enfermera”, contó.
También llevará una caja de pesca para conseguir el alimento diario, y dijo que se hidratará con agua del río, que hervirá y desinfectará con lavandina.
“De Corrientes a Rosario no tengo problemas, porque sé que todo lo que consiga está potable y puro, pero de Rosario para abajo, se complica por las cosas que me dicen del agua”, expresó.
Portis, dijo que quiere “ir a disfrutar”, y que en cada puerto se sumará un grupo de kayakistas, que navegará con él, entre 50 y 100 kilómetros en el Paraná. Lo hace para buscar la tranquilidad y la soledad, y hubiese preferido que no tomara la dimensión y la difusión que tomó su aventura.
También contó que hace ocho años que navega en kayak, y aunque el suyo, al cual denominó “Chipola” en memoria de su abuelo, no es el más óptimo para este tipo de travesías, lo usará igual.
Por último se refirió a los miedos y preocupaciones que le genera este viaje. “El miedo más grande es la gente, voy a estar solo en una isla, y puede caer cualquiera, siempre hablando de Rosario para abajo. De que te pique una víbora no tengo miedo, te tenés que ir fijando y no te va a picar”, finalizó.
Fuente: La Arena.
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