Mientras la gente llevó la solidaridad a la familia de Matías y Patricia luego del incendio de su casa ubicada en la calle Gentili del barrio Mandela, desde los organismos oficiales la respuesta fue la burocracia: en el IPAV les dijeron que la pericia llegará en 15 días y que recién en tres meses podría empezar una reconstrucción.
La destrucción de la casa fue casi total. Dos piezas, el comedor, la cocina y un baño fueron arrrasados por el fuego. La vivienda de Matías Arias y Patricia se quemó cerca de las 14 horas del lunes: los bomberos llegaron entre veinte minutos y media después del pedido de auxilio, pero cuando arribaron la autobomba no funcionó. La otra autobomba llegó una hora después del primer pedido, cuando el fuego destruyó el cielorraso, el techo, los muebles y las paredes.
Con cuatro chicos (de 11, 9, 8 y 2 años), la situación de la familia Arias desató la solidaridad de los vecinos de los barrios Mandela, Néstor Kirchner, Esperanza y Pueblos Originarios. También de barrios más alejados, del otro lado de la ciudad. La casa de Gentili al 1600 estaba repleta de amigos y vecinos, también en un gesto de acompañamiento.
“La gente se portó bárbaro. Mirá todo lo que hay”, dijo Matías. Señala las pilas de ropa, bolsas, unos colchones. “Me trajeron una heladera y una cocina. Pero no tenemos el medidor de gas. Lo sacaron y tenemos que llamar a un gasista matriculado para que lo aprueben, para comprobar que no hubo daños en al cañería”, dijo. No tienen agua caliente: el termo se quemó. “Unos amigos se lo llevaron para ver si lo podía arreglar”, cuenta.
Por ahora se refugió en el garage. Luce recién terminado: los cerámicos, con un decorado de dibujos y forma aparece flamante, brilloso. Las paredes tienen el reboque fino. “Me quedé a dormir. No quiero que se me meta nadie. Pero mi señora se fue a una casa, los chicas por otro lado. Ellos no se pueden quedar a dormir”, explica. El aire se siente raro. Los ojos se irritan apenas al estar unos minutos. Todo está tiznado: las paredes y el cielorraso. Los sillones están quemados.
Matías fue al IPAV para ver el tema del seguro. “Nos dijeron que el perito viene en 12 o en 15 días. Y que si se aprueba, empieza a arreglar la casa en 90 días”, cuenta con bronca. No se explica porqué los tiempos son tan largos.
“Además me dieron esta lista. Tengo que conseguir tres presupuestos de tres empresas”, dijo Patricia. “Estamos con mil problemas y lo tenemos que hacer nosotros”, reclama. Los chicos no pudieron ir a la escuela, aunque desde el establecimiento se acercó una maestra para darles apoyo. Tienen que reconstruir las carpetas que se les quemaron en el incendio.
La instalación eléctrica quedó en el centro de la escena. Un desperfecto eléctrico en una pieza iniciaron las llamas. “El disyuntor ni la térmica saltaron. Otra vez me dijeron que eso no sirve”, dijo Matias. Los vecinos del barrio compartieron los problemas que tienen las instalaciones: “varios nos dijeron que enchufan algo y les salta el disyuntor o que tuvieron problemas porque se les quemó un aparato”.
Matías y Patricia tienen a los amigos en la casa. Les esperan largos meses para reconstruir todo. Y no pueden ocultar la bronca por esa autobomba que falló y podría haber aliviado el desastre. “No quiero culpar a nadie. Lo que quiero es que hagan todo más rápido. No puedo tocar nada. Tengo que esperar el perito y que empiecen a reconstruir todo”, dice Matías con bronca.
Fuente: El Diario de La Pampa.
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