«No estamos todas, falta Micaela Bravo». La frase se repetía en decenas de carteles con el rostro de la joven de 28 años que desapareció el miércoles pasado, en una multitudinaria movilización que concluyó en el Centro Cívico, donde se extendió el pedido de justicia por los crímenes de dos mujeres en los últimos diez días y por otros hechos de violencia de género que sacuden a la ciudad.
La columna de mujeres y hombres transitó por las calles céntricas por momentos en silencio y por otros, con cánticos que repetían los nombres de las víctimas de hechos de violencia en los últimos días: Ruth Sagaut, Natalia Báez y Micaela Bravo.
Además, reclamaban la ley de emergencia por la violencia de género y el fortalecimiento del Estado a los organismos vinculados a esta temática, como la Oficina de Atención a la Víctima (que acaba de ser desmantelada por el gobierno provincial) y la línea 102 para la atención de mujeres, que depende de la municipalidad.

Una hora y media después del inicio de la marcha, la columna encabezada por niños que portaban un cartel con la consigna «Todos somos Micaela» llegó al Centro Cívico, donde un grupo de manifestantes rompió un vidrio. Ante la tensión generada, el hermano de una de las mujeres asesinadas, Ruth Sagaut, tomó la palabra con un megáfono y pidió calma: «La violencia no se combate con violencia» dijo, mientras otros familiares subieron hasta el despacho del intendente, Gustavo Gennuso, que los recibió con su reclamo.
Las críticas de los manifestantes se orientaron a la Justicia, la policía y el poder político. Claudia Quiroga, de la comisión Pro Encuentro de Mujeres reclamó «una justicia a la altura de las circunstancias, que no sea burocrática, que no ningunee a las mujeres, como muchas veces pasa». Algunos plantearon también la idea de que estos hechos deberían ser investigados por la justicia federal.
Búsqueda infructuosa
Micaela Bravo fue vista por última vez el miércoles pasado, cuando llevó a una sobrina a un jardín de infantes en el barrio 2 de Abril. La chica, de 28 años, madre de tres niños, no fue vista más, no atiende su celular y no se presentó a trabajar en el hotel de la costa del lago Nahuel Huapi donde es empleada.
La búsqueda de Micaela se extendió al pie de la ladera sur del cerro Otto, en inmediaciones del barrio donde fue vista por última vez, y sumó rastrillajes con perros adiestrados y un centenar de agentes de la Policía de Río Negro. El fiscal Martín Govetto y el juez Ricardo Calcagno llevan adelante la investigación, que tuvo allanamientos sin resultados y, hasta el momento, ninguna sospecha de qué pudo haberle pasado a la joven.
Al salir a hablar con los manifestantes en la puerta de la municipalidad, el intendente Gennuso dijo que había pedido al gobernador provincial, Alberto Weretilneck, «disponer de otra fuerza», en alusión a la colaboración de fuerzas federales para incrementar los recursos de búsqueda de la joven.
Días atrás, en su programa radial, el jefe comunal dijo haber conocido a Micaela, que fue su alumna cuando él dirigía una escuela de la fundación Gente Nueva, y pidió la colaboración de la población para obtener datos sobre su paradero.
Otros casos
Mientras transcurría la movilización se conoció una nueva denuncia por la ausencia de una adolescente de 15 años que anteanoche fue al Centro Cívico a disfrutar de un recital en el marco de la Fiesta del Chocolate. Su familia denunció la desaparición.
En la movilización también estuvieron familiares y amigos de Natalia Báez, de 27 años, que anteayer apareció muerta en un descampado camino al aeropuerto de esta ciudad. La chica había salido a bailar el viernes y nunca regresó a su casa. El domingo su cuerpo fue encontrado con un traumatismo de cráneo, heridas en el rostro y magullones en los hombros, sin signos de violencia sexual y con la certeza del fiscal Eduardo Fernández de que el cuerpo fue arrojado en ese sitio, aunque no fue asesinada en el mismo lugar.
Una semana antes, el domingo 20, una mujer de 69 años fue víctima de una violación en la Costanera. Un hombre de 49 años fue detenido, acusado de haberla interceptado cuando salía de la Iglesia Catedral para forzarla a caminar hasta un sector oscuro de la costa del lago Nahuel Huapi, donde habría abusado de ella. Un joven fue testigo y dio aviso a la policía. El sujeto quedó detenido de inmediato, pero al día siguiente el juez Bernardo Campana lo liberó, por motivos que no fueron informados por la Justicia.
El otro caso aberrante por el que se movilizaron organizaciones sociales, sindicales, familiares y amigos de las víctimas fue la muerte de Ruth Sagaut, una joven de 28 años asesinada el viernes 18 de marzo por estrangulamiento en su casa del barrio El Frutillar, cuando sus hijas dormían. Su ex esposo, Claudio Osman, quedó detenido, acusado del femicidio.
«Mi hermana estaba en un vínculo de violencia, la quisimos ayudar y no nos escuchó», dijo la hermana de Ruth, quebrada en llanto, ante los manifestantes en el Centro Cívico. Pidió la «compañía de todos, sin violencia».
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