El aumento en algunos artículos de frutería y verdulería comienza a sentirse en el bolsillo de los santarroseños. En los últimos días hubo cambios en las pizarras que generaron la indignación de clientes y comerciantes que se tradujeron, en algunos casos, en una merma de ventas.
Este medio comprobó que la suba de precios en ciertos artículos es alarmante: el mejor ejemplo es la naranja, que pasó de valer de $150 el cajón (de 20 kilos) a principios de este mes, a $400 esta semana (un 166 por ciento de aumento al que hay que sumarle la ganancia que se lleva el verdulero). Hoy llegarían a los comercios de la ciudad los precios actualizados que darán un panorama general de la suba.
«Por ahora el aumento no se nota en las ventas, pero si en las quejas de los clientes. Antes por $180 se llevaban una buena bolsa de verdura y fruta para tirar una semana, hoy la misma bolsa les cuesta no menos de $300.
El aumento es generalizado, sobre todo en lo que es verdura de hoja, las ciruelas», dijo Roberto, encargado de una verdulería que trae mercadería directamente desde el Mercado Central y de productores de la Patagonia, sin ningún tipo de intermediarios.
Y agrega: «de todas formas esta es una etapa de cambio de cultivos, hay que esperar con el paso de los días a ver qué pasa. Hoy, por ejemplo, no hay mucha fruta de carozo porque la producción fue perjudicada por el granizo o las lluvias excesivas.
Lo mismo sucede con las verduras de hoja, que no resisten la excesiva humedad de las últimas semanas y se pudre. Son todas variables que cambian el día a día de un comercio». Otro precio que sirve de ilustración: el pelón de una buena calidad cuesta $42.
La semana pasada, Oscar, otro verdulero, desistió de comprar naranjas. Cuando le dijeron lo que valían, dijo «no, mejor espero, además son de cámara y si no hay frío se pudren rápido».
«Yo no viajé al Mercado Central aún. Tengo entendido que algunos valores se mantienen y que otros no. Estuve mirando algunos precios que están más baratos en mi verdulería que en el Mercado Central. Para conseguir precios en Buenos Aires siempre hay que caminar», dijo Oscar.
El sábado a la mañana, Pablo ofrecía el tomate a $16,50 el kilo. Hoy el precio llega a $30 y el dueño de la despensa no solo le preocupa la fruta y la verdura, la naranja que dejó de ofrecer hace un tiempo, sino que teme además por los aumentos de los lácteos y de la energía eléctrica.
«Si traigo naranja la tengo que vender a $40 el kilo y la verdad es que a ese precio la gente no la compra y se pudre.
Yo le compro a un distribuidor de acá que vende en pequeñas cantidades. Algunos precios bajaron. La cebolla, que hace meses llegó a valer 60 pesos el kilo hoy está a $15, lo mismo que la zanahoria que se quedó en $15. El tema es cuando venga el aumento de luz. Yo pagaba $1.500, pero con todo esto pienso que se me puede ir a $3.000», dijo Pablo.
Febrero: suben los alimentos
Los precios de los alimentos registraron una suba de 2,5 por ciento durante la primera quincena de febrero, según un informe elaborado por la asociación Consumidores Libres en supermercados y comercios minoristas de la CABA. En base a este resultado, desde el 1 de enero pasado a la fecha, la suba acumulada del período asciende a 6,42 por ciento. La medición comprende a 38 artículos de la llamada «canasta básica de alimentos», entre los que se incluyen naranjas, acelga, carne picada y pollo, entre otros.
«No somos formadores de precios»
El titular de la Federación Agraria (FAA), Omar Príncipe, destacó ayer la necesidad de que el Estado intervenga para reparar el equilibrio en la cadena de formación de precios de los productos alimenticios y reducir la brecha entre lo que perciben los pequeños productores y lo que paga el consumidor en la góndola.
«Los pequeños agricultores no somos los formadores de precios de la mayoría de los alimentos que los argentinos consumen y que compran en la góndola», afirmó Príncipe, para agregar que la «brecha» entre el precio pagado al productor y el del producto terminado en góndola «es cada vez mayor».
«Nosotros decimos que tiene que haber un rol del Estado que ponga equilibrio en la cadena de valor», dijo en diálogo con Télam. Asimismo, remarcó la preocupación de la FAA por la «posición dominante» en el mercado de granos que «está montando la empresa Monsanto», y que «va a repercutir tarde o temprano en la cadena alimentaria de la Argentina».
«Corre riesgo la soberanía alimentaria si no paramos esta estructura de posición dominante con un Estado que regule, que intervenga a favor de los más débiles y a favor del equilibrio», agregó.
Príncipe citó como ejemplos de la brecha de precios los casos de los productores de peras del Valle de Río Negro y de los tamberos, a quienes «le han venido bajando el precio por litro de leche».
Respecto de los tamberos, insistió en que los productores tienen «una participación de entre el 11 y 12% en la cadena de valor», por lo que «hay una estructura dominante que no está en los productores, y que está perjudicando a los consumidores».
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