El futuro de la economía aparece en el horizonte como una de las mayores inquietudes que identifica el electorado a dos semanas del primer balotaje de la historia. Como si fuera una ciénaga de arena movediza, el candidato presidencial de Cambiemos, Mauricio Macri, ha procurado eludir las definiciones al respecto desde que arrancó la campaña. Así transita el alcalde porteño saliente la recta final de este año electoral: sin decir cómo conducirá los rumbos de la macroeconomía, un hiato de silencio acompañado por otra batería de esfuerzos discursivos, en su mayoría jugados a explicar «lo que no hará»; un giro similar a las estrategias elegidas por su equipo de marketing político para instalar a «sus voceros económicos», sin decir quién será su eventual tiular del Palacio de Hacienda.
ESegún consignó Tiempo Argentino, el volantazo fue posterior al video que se filtró hace casi dos meses cuando los economistas Carlos Melconian, Miguel Angel Broda y José Luis Espert ventilaron, ante un selecto auditorio, consideraciones incómodas para la campaña: el fin de las paritarias, un pronunciado ajuste en el gasto público y la reimplantación del sistema de jubilaciones privadas. Sin embargo este sábado, dentro de una nueva ofensiva del PRO, concentrada en polarizar con el FPV, Macri sinceró una variable que lleva meses sin blanquear: qué piensa sobre la futura devaluación del peso argentino.
El dato quedó ayer en evidencia cuando Macri se lanzó a cruzar a su amigo y competidor Daniel Scioli, que este sábado prometió un valor del dólar por «abajo de los 10 pesos» para enero «sin ningún problema». Rápido de reflejos, el rival de Cambiemos le retrucó, pero a la vez deslizó que el plan para depreciar la moneda nacional sería más profundo que la propuesta del gobernador bonaerense. La monda estadounidense, espetó Macri, «no la consigue nadie» al valor que propuso Scoli y caracterizó esa promesa como «otra mentira más del Gobierno», dentro de “una campaña tremendamente agresiva», en la que «amenazan a los funcionarios públicos, le dicen a la gente que no van a tener más planes, que no van a tener más colegios y hasta hemos tenido ministros que han dicho que no vamos a tener más medicamentos oncológicos», se defendió Macri.
Oportunidad «del carajo»
Uno de los antídotos elegidos por Macri para resistir a los cuestionamientos de su adversario ha sido la victimización: para el PRO, y sus socios menores dentro de Cambiemos (la UCR y la CC), las críticas por la ausencia definiciones macroeconómicas son parte de una «campaña sucia». Según explicaron desde el gobierno porteño «las definiciones las tenemos y están en los 80 videos que estamos difundiendo con nuestras propuestas», argumentan. Pero en el hilado fino del entramado macrista, los mensajes se revelan distintos. En el PRO se negaron a explicarle a este diario cuál será la política monetaria de un eventual gobierno de su primer candidato, aunque dentro de la Legislatura Porteña un interlocutor económico de mucho peso para Cambiemos admitió algunas razones para justificar la indefinición, porque existen debates internos que giran en torno a «un shock devaluatorio luego del 10 de diciembre». La opción, sostenida por poderosos aliados económicos del PRO, se contrapone a una depreciación controlada que, a los ojos de una parte del equipo económico amarillo, abriría una brecha de desgaste político innecesario, ante el arranque de una eventual gestión nacional que ya tendría en sus bolsillos a las administraciones porteña y bonaerense.
El traspié por el valor de dólar es el segundo obstáculo que surge esta semana sobre las etéreas decisiones económicas que Macri ha procurado eludir y dejar en manos de los dos «nuevos voceros económicos»: Alfonso Prat Gay, ex presidente del Banco Central de Néstor Kirchner, y Rogelio Frigerio, titular del Banco Ciudad y de estrechas relaciones políticas y económicas con el Grupo Clarín y Techint. La suavización del discurso económico de Cambiemos en tiempos de campaña sufrió otro revés inesperado. Ocurrió esta semana, de la mano del ex titular de Shell, Juan José Aranguren. El empresario suena como futuro ministro de Energía de un eventual gobierno amarillo, y aclaró que la petrolera estatal «YPF es una sociedad anónima, por lo tanto la decisión sobre cómo debe ser su administración la deben tomar los accionistas de esa sociedad» y remató que «obviamente el Estado Nacional y las provincias tienen el 50 por ciento pero sigue siendo una sociedad anónima». Sólo fue el preludio de la definición que Macri ha buscado eludir. «Hay que evaluar el plan de negocios de la compañía para poder recomendar o no la continuidad de este tipo de administraciones», dijo Aranguren en referencia a la gestión estatal de YPF. Para el ex Shell, que diseña un ambicioso plan de «racionalización de subsidios», «no es relevante recuperar el autoabastecimiento y la soberanía hidrocarburífera», disparó el posible funcionario en referencia al yacimiento hidrocarburifero de Vaca Muerta. Según Macri, es «una oportunidad del carajo para el país, pero en la administración de su consejero energético Aranguren, quedaría en manos privadas, dentro de un esquema donde «los subsidios deben ser a quienes los necesitan y no a todos».
Lo de Prat-Gay «fue poco feliz»
El legislador porteño del PRO y director académico de la Fundación Pensar, Iván Petrella, se refirió ayer a las polémicas declaraciones del economista de Cambiemos Alfonso Prat -Gay, quien había cuestionado de forma despectiva a los líderes políticos de diferentes provincias. En diálogo con el programa radial «Cuestión de Tiempo», que se emite por la Rock & Pop, se distanció de su compañero de espacio: «Entiendo lo que quiso decir Prat-Gay, pero reconozco que estuvo dicho de una manera poco feliz».
Tras considerar que fue «poco feliz» la afirmación de Prat-Gay, Petrella dijo que el economista –que suena para un potencial gabinete macrista- «no quiso criticar a las personas de la provincia y las personas muy valiosas que trabajan en las provincias del país». E intentó justificarlo: «Creo que lo que quiso decir Alfonso es que si uno hubiera conocido mejor cómo gobernaron los Kirchner en Santa Cruz uno hubiera tenido una idea mejor de lo que podían hacer a nivel nacional».
Sin embargo, la contundencia de la frase registrada audiovisualmente no pareció despertar dudas en otros sectores. También en diálogo con «Cuestión de Tiempo», el dirigente industrial y vocal de la UIA, José Urtubey, sentenció: «Lo de Prat-Gay es grave, Cambiemos debería revisar cómo conceptualiza el país». Y cuestionó que el economista tuvo una «actitud absolutamente despectiva respecto a lo que es el federalismo». «De llegar este tipo de funcionarios a una cartera económica, imagínense lo que sería el federalismo económico, el desarrollo estaría sepultado».
Otro dirigente que se hizo eco de las brutales declaraciones del economista fue Jorge Yoma, quien tuiteó, con ironía riojana: «Guarda! que no venga otro correntino a liberar América, un sanjuanino a llenarnos de escuelas u otro tucumano a darnos una Constitución».
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