Sergio Bertello (35) tiene un concesionario de motos. Les prestó 2,2 millones de pesos a Miguel y Agustín Calamari.
Fue denunciado por amenazas por Miguel Calamari y por María Haydée Domínguez, la exesposa del empresario santarroseño que está a punto de declararse en quiebra. Todo se inició porque les prestó 2,2 millones de pesos: le dijeron que se lo devolvían en quince días, luego de la venta de la sucursal de la ciudad de 9 de Julio, provincia de Buenos Aires.
“Se hicieron los amigos. No pensaban que se iban a exponer por estafarme a mí. ¡Eran los Calamari!”, dijo ayer Bertello durante una entrevista con El Diario. El hombre también aclaró que no es propietario de los lavaderos de autos LUMI. Su conflictiva relación con los Calamari fue dada a conocer en la edición de ayer por este diario.
Bertello relató todo lo que pasó y la forma en que confió para darles esa cifra a los Calamari. Ahora debe plata y pagos por las motos que recibe en consignación de un mayorista de Bahía Blanca. Dice que es un comerciante y que su dinero lo hizo “con la venta de las motos”.
– ¿Cómo es la relación comercial que tenías con Calamari?
– Relación comercial no tenía. Más allá de que en algún momento le compré autos.
– ¿Con las motos no tenían relación?
– No. Ellos tenían Motomel, y que tenían dos o tres dueños que desaparecieron. Yo esa marca no la trabajo.
– ¿Cómo fue el préstamo que les hiciste?
– Ellos me pidieron a mí una gauchada. Necesitaban la plata. De repente, se hicieron los amigos míos. Me invitaban a la casa a cenar, nos sacábamos selfies, todo. Porque con Junior yo tenía un trato, pero de repente se hicieron los amigos míos. Viene Agustín… yo no sabía que tenía un hermano, y empezaron a hacerse amigos, fuimos a la casa, me llevaron a su casa. Todo era una pantalla. Después no me atendieron más y me hicieron una denuncia y otra.
– ¿Cuándo fue esto?
– En junio. El tema de la plata viene porque me dijeron que iban a agarrar 22 millones de pesos cuando vendieran la sucursal de 9 de Julio. Dijeron que vendían eso y con esa venta y no sé qué más…
– ¿Vos cuánto les prestaste?
– En su momento, me dijeron que necesitaban 700.000 pesos.
– ¿Te dieron un cheque?
– No, porque ellos me dijeron que me lo iban a dar a los quince días. Pero a los cuatro o cinco días me dicen que me lo daban todo completo. Yo pedí plata prestada. Incluso tenía que hacer el pago de las motos porque era para el 15 de junio que me iban a pagar. Y después quedó, quedó… Tengo el mensaje de Miguel y de Agustín. Y, después Miguel y Agustín no me atendieron nunca más.
– ¿Cuándo se corta el contacto con ellos, cuándo te dejan de levantar el teléfono?
– Los primeros días de julio. Después me llama María, yo no la conocía. Me llamó para informarme que no podían darme la plata.
– ¿Cuál fue la explicación?
– La explicación de Mari fue así: “Sergio, estamos muy dolidos porque vos nos hiciste una gauchada a nosotros, pero no te podemos devolver la plata porque Miguel pensaba que debía 10 millones de pesos, pero no debe 10 millones, debe más”. “No te podemos pagar”, me dijo. “¿Cómo que no me pueden pagar?”. Yo no entendía nada… les dije que tenía que pagar las motos y que pedí plata prestada porque, dije, “estoy con Calamari”. Para mí, era Cristina Kirchner y Calamari… No era cualquiera.
Ahí me dice que si yo me enojaba me iba a comer una causa penal. Incluso estaba con dos patovicas. Y en la entrada, la chica me dijo “tené cuidado porque María tiene gas pimienta”. No entendía nada.
– ¿Tenés algún documento?
– No, era de palabra, porque me lo iban a devolver. Cómo iba a pensar que se iban a exponer a estafarme a mí.
– ¿La plata dónde se la entregaste?
– En la oficina de Miguel Calamari. Una vez, fue Agustín Calamari a mi agencia y se lo entregó mi señora porque yo estaba en Bahía Blanca de viaje. Y otra vez a Agustín, con Miguel presente.
La gente de Bahía Blanca (que me provee de motos) estuvo ahora. Se fueron hace una hora. Se llevaron una Amarok que yo tenía como parte de pago. Y les di (a los Calamari) la plata que tenía para pagar las motos. Son unos hijos de puta: me mataron, pero me mataron mal. Porque no tengo necesidad de exponerme tanto.
– Agustín te hizo una denuncia por amenazas, ¿qué incidente tuviste con él?
– Es una estrategia. Fue todo una estrategia. ¿Sabés como estoy? No puedo pasar a 200 metros de la agencia ni a 200 metros de la casa. Es mundial esta ley: yo tengo la restricción. En la denuncia dicen que me deben la plata, él y María.
– ¿Por qué dicen que los amenazaste?
– Yo le dije a María que, “por favor, si tiene hijo”, que piense en mí. Eso lo tomaron como una amenaza. Se lo dije porque yo no sabía qué hacer cuando me dijeron que no me iban a poder pagar. Ya había escuchado un montón de cosas. Y esa vez me dijo que si me calentaba me iba a comer un juicio penal: dicho y hecho, tengo dos denuncias. La segunda denuncia es porque Miguel me llama, me dice que volvía de Renault, que le iban a levantar el embargo. Me había dado cheques y yo se los devolví. Después de la denuncia, el fiscal me dijo que si a Junior le pasaba algo, se rompía una uña, yo iba preso seis años. El fiscal me dijo que por lo que le pase a la familia Calamari, por 90 días, me iban a buscar de los pelos.
– ¿Todavía no se conoce todo el caso Calamari?
– No. Esto es más grande. Y hay mucha gente que se esconde. Les pido que salgan, que se animen a decir todo. Piensan que porque tienen menos plata van a cobrar. Nos agarró de a uno y nos sacó la plata. A un empleado le hizo sacar una chequera y le usó los cheques.
– ¿Está manejándose bien la Justicia?
– No. Si por menos plata, por 6 millones, la de Etosha está presa, creo que debería estar preso. No sé cómo es la ley, pero a mí me estafó. Estamos hablando de 65 millones de pesos. Usaron su apellido y me estafaron. Cuando me hicieron la denuncia, en la comisaría me dijeron: “Te metiste con gente pesada de la política”.
Les pido que si tienen tanta dignidad, me devuelvan la plata.
– Sergio, tuviste un crecimiento económico importante. ¿Cómo fue?
– Yo no soy un empresario. Tengo una agencia de motos. Fui uno de los pioneros. Tengo mucha gente alrededor mío que me manda motos a consignación. No hay nada raro. La plata la hice con las motos. Acá el que anda con un auto nuevito vende droga. Este es un pueblo muy chiquito. Hace 12 años que tengo la agencia.
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