Parece un torneo de hace medio siglo, pero no es así. Es que el campeonato de treinta equipos deja la imagen de los clubes más grandes del fútbol argentino entreverados en la lucha por el título, cuando apenas restan siete jornadas para el final. No hay antecedentes cercanos sobre una pelea semejante en los últimos años y todo, claro está, ha sido abonado convenientemente por buena parte de los medios de comunicación.
Así, el discurso es muy parecido. San Lorenzo pretende repetir sus últimos éxitos y ha dado un paso enorme al triunfar en la Bombonera. Para jugadores y directivos, se trata de reiterar lo que ya se festejó a fines de 2013 y permitió levantar la buscada Libertadores el año pasado. Ellos creen que serán campeones.
En la Boca, todavía resuenan las protestas por la derrota ante el Ciclón, mezcla de frustración porque el cuadro xeneize jugó mejor que su rival pero no pudo convertir, por la falla del juez que no expulsó al colombiano Yepes, y además por el horror del pibe Bentancur, que con su mal pase precipitó la excelente definición de Mauro Matos para el 1-0. Todos creen que vencerán a River en el Monumental, dejando de lado una mini mala racha y con lo que significa como envión anímico y futbolístico el retorno de Carlos Tevez. Ellos creen que serán campeones.
En Avellaneda, los hinchas de Racing disfrutaron de una gran actuación del equipo que ganó hace pocos meses el título. Los jugadores demostraron que pueden retornar a esas buenas tareas y mostrar la solidez y contundencia del año pasado. Se deshicieron de Gimnasia sin problemas y ahora van a la casa de Independiente pretendiendo ratificar ese crecimiento. Han logrado varias victorias seguidas y si pasan la durísima prueba en tierra roja, suponen que el partido contra San Lorenzo los pondrá aún más cerca del liderazgo. Con Bou encendido, con Saja caudillo y guía, con Milito recuperando su máximo nivel, la Academia también imagina la victoria final. Ellos creen que serán campeones.
Por Núñez la historia es similar. Ya pasó el mal momento en el empate contra Huracán, la goleado ante el débil Nueva Chicago sirvió para reforzar el ánimo y ahora llega la prueba de fuego: Boca, de local. Los hinchas ya agotaron las localidades y al optimismo algo exagerado de su gente, se lo abonan los últimos superclásicos y las copas ganadas con Gallardo de DT. Si se gana y si se completa con éxito el lance en Varela ante Defensa y Justicia, el campeonato quedará al alcance de la mano. Ellos también creen que serán campeones.
Sin embargo, tozudamente, Rosario Central saca chapa entre el lustre de los que siempre estuvieron arriba (o casi siempre) y pelea mano a mano con cualquiera. Tiene 45 puntos y se sitúa entre San Lorenzo-Boca (primero y segundo) y Racing-River (cuarto y quinto). Es el equipo que menos partidos perdió en el torneo, apenas dos y si no fuera porque de local dejó algunos puntos inesperados, estaría aún más encumbrado.
Tiene a un entrenador debutante (Eduardo Coudet) y será local ante su archirrival, un descolorido Newell’s, envuelto en jugadores casi veteranos y varios chicos a los que les falta un golpe de horno. Sus hinchas se frotan las manos pensando en otra victoria que les permita ampliar la ventaja sobre los rojinegros y seguir en la lucha por el título que no consiguen desde 1987.
Central tiene que enfrentar a los dos equipos que están arriba suyo. Visitará a San Lorenzo y en la última jornada recibirá en Arroyito a Boca Juniors. En tanto, también se tienen que enfrentar Racing con el Ciclón y Racing con Boca, lo que marca que nada puede definirse el próximo fin de semana. Son clásicos, hay demasiada historia picante y muchísima rivalidad, se sabe. Pero nada se resolverá mirando la tabla de posiciones. En todo caso, será una lucha sin cuartel, ojalá que con buen fútbol y sin violencia, donde todos creen que saldrán ganadores porque todos creen que el título les pertenece por derecho propio. Será uno solito, finalmente, el que festeje. Y empezarán los reproches, las cargadas, las quejas y los entrenadores que no lo consigan harán su debido camino por la cornisa. Cosas del fútbol argentino. De ahora y de siempre.
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