Un candado sujetaba la cadena que le rodeaba el tobillo derecho. El niño arrastraba casi un metro de eslabones oxidados por la vereda de una plaza cuando alguien lo encontró y avisó a la Policía. Ayer a la tarde esperaba, sentado en una silla de la comisaría de Tafí Viejo, que las autoridades decidieran cuál sería su destino.
Un vecino lo vio pasar por la plaza Mitre, alrededor de las 14.30. El niño, que parecía acabar de librarse del cautiverio, tenía una cadena amarrada a uno de sus delgados tobillos y llevaba un bolso en una mano. Asustado por no saber qué pasaba, este vecino se acercó al Centro de Monitoreo de Tafí Viejo para alertar a los policías sobre la presencia del chico.
Un móvil de la fuerza salió a buscarlo. Ya no estaba en la plaza cuando pasaron por allí. Sin embargo, lograron alcanzarlo cuando avanzaba por la esquina de Mitre y 9 de Julio. Vestía una campera azul, pantalones marrones y zapatillas rojas.
La primera reacción del niño fue negarse a subir al patrullero, pero los policías lo convencieron de que debía acompañarlos a la comisaría.
Quienes lo encontraron comentaron que el chico no estaba asustado ni lloraba. En la comisaría comunicó cuál era su nombre, dijo que tiene ocho años y que vive en el barrio Meloni de esa ciudad. Cuando le preguntaron por el bolso, lo abrió y mostró que llevaba su ropa porque -según confesó- había decidido irse de su casa.
Atado a la cama
Los policías tuvieron que buscar una herramienta para cortar la cadena que llevaba. El niño les contó que su mamá lo había encadenado la noche anterior, antes de irse a trabajar. “Parece que el chico tiene la costumbre de andar en la calle hasta cualquier hora y la madre lo ató para que no se fuera”, comentaron fuentes del caso.
Según les dijo el niño a los policías, advirtió que lo habían encadenado ayer a la mañana, cuando se despertó. “Tenía la cadena agarrada al tobillo con un candado y, de la otra punta, parece que la mujer la ajustó con un alambre al pie de la cama”, explicaron las fuentes. Todo indica que el niño consiguió desamarrar ese alambre de la cama, para después escapar.
Las fuentes aseguraron que el chico no presentaba signos de haber sido golpeado. Tampoco mencionó que lo hayan agredido. Un médico lo revisó y constató que la víctima no tenía ninguna lesión y se encontraba en buen estado.
Respecto a su familia, hasta ayer a la tarde no se había presentado nadie en la comisaría para preguntar por él. “En este momento, la prioridad es resolver qué va a pasar con el menor”, había afirmado el jefe de la comisaría, Miguel Luna, que estaba al frente de la situación.
La Defensoría de Menores y la Fiscalía de Instrucción de la III° Nominación ordenaron que lo trasladaran al Hogar Eva Perón hasta que se determine qué sucedió en el seno familiar. “La orden es que, al menos por ahora, no regrese a la casa de sus padres”, advirtieron las fuentes.
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