Guillermo Javier Sosa denunció ayer, en el Ministerio Público Fiscal de Santa Rosa, que los efectivos de la Seccional Tercera esposaron a su hijo al respaldo de la cama de una habitación del área de Salud Mental del hospital Lucio Molas. Consultado por LA ARENA, el juez de Ejecución Penal, Martín Saravia, confirmó que se les quitaron las esposas la semana pasada al joven luego de librada la orden judicial respectiva.
Sosa se acercó ayer a esta redacción donde relató que su hijo, Luis Javier Sosa de 22 años, fue condenado en agosto del 2014 a dos años de prisión por un caso de robo simple.»A los ocho meses de ser condenado fue beneficiado con la libertad condicional que ya se cumplió», sostuvo el denunciante al reiterar que el joven, pese al beneficio, sigue en condición de detenido.
Luis Javier Sosa fue trasladado a una celda de la Alcaidía de esta ciudad. Sin embargo, hace dos meses empezó a cumplir con un tratamiento médico debido a su adicción a las drogas, de acuerdo con su padre.
«No solo está cumpliendo con un tratamiento, por su problema de adicciones, sino que además sufre de esquizofrenia», confirmó. Por este motivo, el joven fue derivado el 22 de mayo a una celda de la Seccional Tercera.
«En esta sede policial, y sin darle ninguna explicación, lo golpearon y lo maltrataron», afirmó. Sosa mostró, en la entrevista con este medio, una serie de fotografías donde su hijo permanecía con sus ojos morados a raíz de la presunta golpiza policial. «En la Seccional Tercera lo volvieron a trasladar a la Alcaidía donde lo revisó una psiquiatra de apellido Paladino», sostuvo.
Orden judicial.
Por una recomendación de Paladino, el joven fue derivado el martes al área de Salud Mental del hospital Lucio Molas. Dijo que la semana pasada lo fue a visitar y que habló con los psicólogos quienes le respondieron que se encontraba en buen estado de salud. Los profesionales que lo atienden son Roberto Travaini y Marcos Pellizzari.
Sosa añadió que a la tarde fue con su hija, que es enfermera auxiliar en una clínica privada, y luego de insistirles a los enfermeros los dejaron pasar para ver al muchacho.
Acusó, de manera directa, a los efectivos de la Seccional Tercera que custodian la habitación donde está su hijo. Relató que el domingo dejaron a su hijo todo el día encerrado en la habitación cuando Pelizzari ordenó que el menor podía salir para ir al comedor.
«Mi hijo está encerrado en la pieza, dopado por la medicación, quiere tomar de agua de manera permanente y los médicos y los enfermeros en vez de atenderlo se van a tomar mates».
Saravia, por su parte, confirmó ayer a LA ARENA que la semana pasada se le quitaron las esposas a Luis Javier Sosa.
«Lo negamos rotundamente»
Un equipo de LA ARENA se dirigió ayer al área de Salud Mental del hospital Lucio Molas para tener la versión médica sobre la situación denunciada por Guillermo Sosa. Fuentes del centro asistencial replicaron que no pueden dar ningún tipo de información porque «son aspectos profesionales que no podemos dar a la luz». Sin embargo, negaron que haya pacientes que estén esposados a las camas de este sector del centro asistencial de esta ciudad. «Acá no tenemos a los pacientes esposados, lo negamos de manera rotunda, somos un centro asistencial y queremos que nuestros pacientes salgan adelante», dijo el vocero consultado. Coincidió que hay jóvenes internados, que están cumpliendo penas, o bien alojados en el Ipesa, pero que en ningún momento reciben ese tipo de maltrato por parte de los médicos, psicólogos o enfermeros. Pese a esta respuesta, no dejaron ver al paciente, Luis Javier Sosa, y comprobar la veracidad de lo denunciado a este diario por su padre.
La Arena
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