El empresario Néstor Gallinger iba a ser acusado formalmente ayer por la mañana por las amenazas contra su esposa, Patricia Sclavuno, a la que quiso quemar con nafta, pero la audiencia fue suspendida por el miedo que le tiene la víctima.
Ocurrió que Sclavuno concurrió a la Ciudad Judicial junto a sus abogados Paula Lastiri y Marcelo Turnes, quienes le solicitaron al defensor Juan Carlos De la Vega que el empresario no presenciara la audiencia. Sin embargo, éste se negó -incluso le ofrecieron escuchar los testimonios a través de un parlante en una habitación contigua- y el cuadro se desató.
Fue cuando los policías intentaron ingresarlo a la sala. Allí, Sclavuno lo vio y sufrió el ataque de nervios. ‘No no, yo me voy, yo me voy’, sollozó echándose hacia atrás. Luego, tras ser contenida por su hijo, Lastiri y el mismo De la Vega, contó su angustia: ‘anteayer hizo llamar a mi hijo diciéndole que le iba a disparar. Estoy aterrada‘, acusó.
La mujer fue calmada y atendida en una oficina de la Ciudad Judicial, pero ante el cuadro que había vivido, el fiscal que entiende en la causa decidió suspender la audiencia.
La obligación de que la mujer estuviera se fundamenta en que no pudo firmar un poder para ser representada por sus abogados porque ‘las cuentas de la empresa están bloqueadas y ella no tiene el dinero para hacer ese trámite, así que el fiscal estuvo de acuerdo en esperar unos días para solucionar esto‘, explicó Lastiri.
El ataque ocurrió el pasado viernes 22 de mayo, cuando Gallinger roció con nafta a Sclavuno e intentó prenderla fuego. La mujer escapó y lo denunció, pero él recién se entregó un día después.
Sin embargo, la historia no cerró allí: el martes 27, el mismo día que fue formalizado y acusado de intento de femicidio, la mujer y sus hijos fueron amenazados por él mismo. Los llamados, teóricamente, habrían sido realizados desde la Alcaidía, donde está detenido. Y según la acusación que se le iba a hacer ayer, hubo al menos tres llamados más hasta hace pocos días.
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