Hasta la redacción de este diario llegó Belén Ojeda (25), mamá de una niña de 7 meses, casada, que tiene serios problemas en su columna vertebral, a tal punto que los certificados médicos extendidos por autoridades competentes del ámbito de la Salud, indican que presenta una discapacidad del 85 por ciento. La joven mujer desde hace tres años tramita una pensión pero nadie sabe explicar por qué el trámite no avanza y ha recurrido a los medios para lograr que alguien se interese sobre su situación.
Ojeda contó que “a los 12 años me descubrieron que tenía escoliosis, me tuvieron que operar de urgencia porque me hacía presión sobre las costillas y me lastimaba los pulmones. Durante un tiempo estuve haciendo tareas de rehabilitación pero a los 18 volvieron a operarme porque la placa de titanio que me habían puesto, con catorce tornillos, se había roto”.
La joven pensó que esa alternativa no se volvería a repetir, continuó con los controles por algún tiempo pero los interrumpió hace cinco años y al hacerse uno meses atrás, los resultados no fueron los esperados: “me fui haciendo controles hasta 2010 y no hubo problemas, volví a hacérmelo hace alguna semanas, hoy tengo 25 años, y otra vez observaron que la placa estaba rota. Ahora deben derivarme nuevamente a Buenos Aires para que los médicos decidan cuáles son los pasos a seguir. Habitualmente me atiendo en el Hospital “Gobernador Centeno” y en estas últimas oportunidades lo ha hecho el doctor Portillo”.
En razón de lo antes expuesto es que comenzó a tramitar hace tres años una asistencia que le permitiera cubrir necesidades básicas ante la imposibilidad de trabajar: “cuento con un certificado de una discapacidad del 85 por ciento (N de R: lo exhibió en este diario). Hasta 2013 estuve trabajando, en ese año comencé a hacer los trámites para poder obtener una pensión por discapacidad. Meses después me dijeron que como tenía una moto de mi propiedad no podía acceder a ese beneficio, así que la terminé vendiendo. Renové toda la documentación y a las pocas semanas me informaron que no me la podían dar”.
“Los trámites los fui haciendo ante una asistente social que se desempeñaba en el Centro de Salud “Salvador Abudara”, ahora esa persona se encuentra trabajando en un Centro Integrador Comunitario del Barrio Rucci. Regularmente voy a hacer las consultas en la ANSES y cuando me largan la “tirilla” siempre dice que está en iniciación. Yo necesito de ese ingreso, hace casi tres años que estoy dando vueltas y la respuesta es siempre la misma”, apuntó.
Durante la entrevista fue exhibiendo estudios y documentos que avalarían sus dichos: “el expediente tiene fecha de inicio en abril de 2013 y hasta ahora no hay cambios. En las oficinas de la calle 2, de la ANSES, me dijeron que fuera a hablar con alguien que pudiera influir para activar que salga la pensión. Tengo todos los certificados de salud y discapacidad actualizados, allí dice la enfermedad que tengo y que estoy afectada por una discapacidad del 85 por ciento”.
“No estoy mintiendo, tengo todos los estudios para que lo puedan comprobar. Sinceramente no sé qué más hacer. He enviado cartas a distintas autoridades y no he tenido respuestas. No puedo trabajar porque no debo hacer fuerza, la pensión sería un ingreso para poder atender las necesidades mínimas. En estos momentos estamos viviendo, junto a mi esposo y una criatura, en la casa de mi suegra. Ya no sé con quién hablar ni a quién dirigirme para que destraben el trámite, hasta ahora nadie me ha explicado por qué no sale la pensión, habiendo presentado todas las evidencias que demuestran que tengo una incapacidad del 85 por ciento”, concluyó.
La Reforma
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