Docentes y alumnos tenían caras de felicidad cuando vieron la luz por primera vez. Javier Catoni es el productor rural que permitió que el establecimiento tuviera energía. Su intención es «apadrinar» a la institución para que permanezca abierta.
La Escuela rural 235 del Valle Nerecó vivió una emotiva fiesta el viernes cuando se conectó al servicio eléctrico. Caras de felicidad tenían las dos docentes y sus cuatro alumnos, uno de jardín y los restantes de primaria.
La provisión de energía se hizo posible gracias a la solidaridad de Javier Catoni, un productor agropecuario de 42 años, que se asoció a la Cooperativa Eléctrica de Winifreda (CEW), solventó una obra de electrificación para su campo y extendió la línea 650 metros para que el edificio educativo pudiera engancharse a su red sin costo alguno. La entidad colaboró con postes, cables y un transformador. El Ministerio de Cultura y Educación (MCE) inscribió a su nombre el medidor.
Para llegar a la escuela, saliendo desde Winifreda, hay que viajar 50 kilómetros por la ruta provincial 10 hacia el oeste y doblar hacia la izquierda para circular 30 kilómetros más por la ruta provincial 11, que es un largo camino de tierra. Al costado de esa calle, en medio de un campo verde, se encuentra el inmueble rural, que tiene 28 años de antigüedad. Sus instalaciones se alumbraban con un equipo generador.
Corte de cintas.
El servicio eléctrico quedó oficialmente inaugurado con un corte de cintas a cargo de la coordinadora de área del MCE, Graciela Tracey; la directora de la escuela, Isabel Reinoso (nativa de Doblas); los alumnos, el gerente de la CEW, Hernán Camps, y Catoni, el usuario rural solidario. Miraban esa escena los padres de los niños.
«Esta obra va a proporcionar una mejora educativa a nuestros alumnos. La electricidad era prioritaria para desarrollar las actividades escolares, culturales, artísticas y la estuvimos esperando por muchos años. Agradecemos el esfuerzo y acompañamiento de los vecinos rurales, porque este tipo de acciones dejan una huella imborrable en nuestra institución», expresó Reinoso, quien junto a su compañera de trabajo, Mariana Ochoa (de Victorica), están cursando la residencia en la Escuela 235.
«Este es un momento único. De ahora en adelante los alumnos van a tener las mismas oportunidades de conectarse con el resto de la provincia, el país y el mundo porque van a tener conexión a Internet, podrán mirar TV y videos para cumplir con sus aprendizajes», resaltó Tracey.
Las docentes «estarán más estimuladas» ya que podrán aplicar nuevas estrategias de trabajo.
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