Un joven encapuchado ingresó el martes a las 21 a la casa de una mujer de 69 años ubicada en la calle Alicia Moreau de Justo al 600 y, tras increpar a la propietaria y a su nieta de 18 años que estaba casualmente de visita, amenazó con apuñalar a la jovencita.
Además de tener el rostro cubierto, el muchacho llevaba guantes en sus manos y estaba armado con un cuchillo del tipo serrucho tramontina.
El delincuente exigía una suma de 30.000 pesos que la dueña de casa había retirado días atrás de un banco bonaerense para pagar algunas cuentas. Lo llamativo fue que el muchacho exigía «la plata que habían retirado en Buenos Aires», por lo que se presume había hecho una logística previa y conocía al detalle los movimientos de la mujer.
Fuentes de la Seccional Sexta informaron que la dueña de la casa es Raimunda Luna y que su nieta, que había llegado desde Toay a visitarla es Jésica González. «La nieta llegó cerca de las 21 a la casa de su abuela. Un segundo más tarde de que la muchacha entrara a la casa, alguien golpeó a la puerta y cuando Luna fue a abrir, el encapuchado entró violentamente», dijo un oficial. Y agregó: «Después, el desconocido sacó de entre sus ropas el cuchillo y comenzó a amenazar con apuñalar a la muchacha sino le daban el dinero. Pero la joven fue más rápida: hizo una carrera corta hasta la cocina, y tomó de arriba de la mesada una cuchilla mucho más importante que el arma blanca que esgrimía el encapuchado. Ahí el asaltante se echó atrás y emprendió la fuga. Antes de salir del domicilio se llevó de arriba de una mesa una cartera en la que había un celular y una billetera con una suma de 200 pesos en efectivo además de documentación personal».
Los vecinos del lugar dicen que el encapuchado huyó junto a un cómplice que lo estaba aguardando a 50 metros de la entrada a la casa a bordo de una moto.
Sospechas.
Tras la denuncia, los efectivos de la Seccional Sexta iniciaron una pesquisa. Mientras tanto, Luna ataba cabos sobre el hecho y la información que el asaltante tenía sobre el origen del dinero que había en la casa, una suma de entre 20.000 y 30.000 pesos.
«La mujer dijo el apodo de un muchacho que tiene algún parentesco con ella. El chico es conocido del ambiente delictivo y el primero que se le vino a la mente a la mujer fue él. Sin embargo sus propios familiares se encargaron de decirle a la mujer que no tenía porqué sospechar del muchacho. Le decían ‘¿cómo vas a decir eso mamá?, no tenés ninguna prueba’. Pero lo cierto es que el desconocido estaba encapuchado y con guantes. Es más que evidente que no quería ser reconocido por nadie», aseguró un oficial.
Ayer a la mañana, los efectivos regresaron a la casa de la mujer para continuar con la investigación. Sin embargo, a menos de 12 horas del hecho, la posición de Luna había cambiado: no quería aportar más información. «Suponemos que su propia familia la alentó para que no señalara al pariente. De todas formas nosotros vamos a seguir investigando», concluyó la fuente.
La arena
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