En tierras de llanura uniforme y de grandes oscilaciones de temperatura, dentro de la pradera pampeana, se edificó hace más de un siglo el pueblo de Metileo. Ubicado a sólo 20 kilómetros de General Pico, como suele ser característico en poblaciones demasiado cercanas a grandes centros urbanos, Metileo tiene una historia muy unida a aquella ciudad y condicionada por la absorción natural que esa proximidad significa.
Acerca del nombre de Metileo, en los estudios del indigenista Eliseo Tello, particularmente en su publicación de 1958, prevalece considerar a “metí” o “melí” como equivalente a “cuatro” y “leo” o “leo” o “leuvú” como traducción de “río” o “arroyo”, vale decir que el total indica “cuatro ríos” o “cuatro arroyos”.
A su vez Enrique Stieben, en su ‘Toponimia araucana’ traslada una versión de Ángela Mariqueo de que Metileo “era el nombre del famoso ‘indio blanco’ del cual el investigador conoció una nieta de apellido ‘Mitileo’”, pero también recoge la posibilidad de ser traducido como “arroyo agrio o salobre”.
Se suele también atribuir “metileo” a “cuatro ratones”, posibilidad considerada en ‘El libro de La Pampa’, que se encuentra en Investigaciones Culturales de la Provincia.
Metileo se edificó en campos de los hermanos Devoto, aunque la tarea de colonización se adjudica a Grassi y Buscaglia. La fecha oficial de fundación es el 24 de marzo de 1910, si bien algunas fuentes señalan 1905. Enrique Legrand Torres investiga sobre su historia y establece que en 1905 se iba a fundar allí una ciudad, pero al existir agua salobre se optó por 20 kilómetros más al este, donde había agua dulce, y esa ciudad fue General Pico.
También ubica un acta de fundación en la que consta el 24-3-1910, documento firmado por el presidente José Figueroa Alcorta y el gobernador Felipe Centeno, además de vecinos, entre cuyos apellidos figuran Devoto y Buscaglia.
Desarrollo del pueblo
La pujanza de General Pico y el gran crecimiento inicial de Monte Nievas relegaron a Metileo, aunque la población tuvo los organismos fundamentales para su funcionamiento. En su historia se destaca el servicio educativo a través de la Escuela Nº 53, cuya trayectoria aparece identificada con la de toda esa comunidad.
También ya en ese tiempo, contó con juzgado de paz, dependencia policial y estafeta de correo, a lo que se agregaron más tarde telégrafo y teléfono.
El servicio de electricidad estuvo a cargo de empresas particulares, hasta que en 1938 la comuna se hizo cargo y lo pagó en cuotas. En 1963 se instaló el agua corriente domiciliaria.
Entre muchos datos, Legrand Torres registra que en 1924 nombraron un médico municipal, Pedro Alurralde, que en 1963 instalaron sala de primeros auxilios y que luego se jerarquizó y en 1975 ya creado el Servicio Provincial de Salud, se convirtió en el Hospital que ahora lleva el nombre de ‘Albino Castellano’.
Fuente: DiarioLaReforma.com.ar
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