El Tribunal de Disciplina lo suspendería por ese plazo por provocarle una doble fractura a Bueno y por ser reincidente; se perdería los clásicos con River e Independiente; en el último mes sufrió las únicas dos expulsiones en 10 años en primera.
ce menos de un mes se cumplieron 10 años del debut de Agustín Orion en primera división. Hasta el 22 de febrero pasado, su trayectoria no registraba ninguna expulsión como titular, no tanto porque su comportamiento fuera intachable y se ajustara estrictamente a las reglas, sino porque sabía cuáles eran los límites, hasta dónde podía llegar. Orion no sólo está en el fútbol para atajar; también le gusta mandar, influenciar, condicionar a los demás (compañeros, rivales y árbitros) con su personalidad y manera de relacionarse. Es de los que interpretan que el fútbol es para los vivos. Conoce los reflectores potentes de San Lorenzo, Estudiantes y Boca, y también lo oculto y las sombras del fútbol de ascenso por estar cerca de Midland, club del que su hermano fue presidente.
De su condición de pícaro ya iba a haber indicios mucho antes de su presentación en San Lorenzo, en 2002, cuando fue expulsado como suplente por estar detrás del arco y dar indicaciones en un penal que le pateaban a Saja (ver video). Desde entonces, pasaron casi 350 partidos para que le volvieran a mostrar una tarjeta roja. Fue por la 2a fecha del actual torneo, ante Temperley (ver video). No supo controlar los nervios y cayó como un principiante ante una provocación del juvenil Dinenno, a quien intentó agredir.
Recibió una fecha de suspensión y algo que le debe gustar mucho menos: la reconvención pública del «Vasco» Arruabarrena sobre la necesidad de ser «inteligentes» para no dejar al equipo con uno menos. Cuatro jornadas después de lo ocurrido en el estadio Beranger, Orion se dejó llevar por otro exceso que disciplinariamente le costará más caro. El domingo, en su desesperada salida para cortar un ataque de San Martín de San Juan, golpeó con su rodilla levantada la pierna derecha del delantero uruguayo Carlos Bueno, que sufrió la fractura de tibia y peroné. Otra expulsión, que no habla de mala intención, pero sí de un futbolista emocionalmente desbordado, con repentina tendencia a los excesos.
Por los feriados de ayer y hoy, la AFA volverá a abrir sus puertas mañana, pero el Tribunal de Disciplina ya tiene encuadrado el caso Orion. De acuerdo con averiguaciones de canchallena.com, el arquero recibiría una suspensión de seis partidos, lo cual lo dejará al margen de dos clásicos: frente a River (11a fecha) e Independiente (12a), Se le aplicará el artículo 199 del reglamento de Transgresiones y Penas, que establece lo siguiente: suspensión de cinco a treinta partidos, al jugador que por acción violenta, prohibida por las Reglas de Juego o por agresión, deje a otro jugador en inferioridad de condiciones o imposibilitado para continuar la disputa del partido o impedido para poder jugar por tiempo indeterminado.
La sanción será más dura de lo que pretende Boca, que mediáticamente trata de instalar una inhabilitación leve. «No creo que reciba más de una o dos fechas», dijo ayer el dirigente Marcelo London. Minutos después del partido, Orion se ofuscó con un periodista que lo consultó si temía una pena severa por reincidencia. El arquero lo desacreditó, lo acusó de querer perjudicarlo. Legalmente, Orion es reincidente; esta figura le cabe al que recibe dos rojas directas (no se contabilizan las expulsiones por doble amarilla) en el término de dos meses. O sea, al piso de cinco fechas de se le sumará una por reincidente.
¿Puede haber atenuantes? Sólo que el médico de San Martín testifique que la lesión no es grave, algo que a todas luces es imposible. Entre los negociados corruptos del fútbol no faltan los clubes que intentan sobornar con dinero a médicos de otros equipos para que favorezcan la situación disciplinaria de un expulsado.
Entre los antecedentes cercanos de sanciones de esta magnitud, se encuentran los siguientes: en febrero, cinco fechas a José Nápoli (Dock Sud) por fracturar Lucas Ferreiro (Talleres de Remedios de Escalada); en este caso, el Tribunal de Disciplina actuó de oficio, ya que el infractor no había sido expulsado; en 2011, cinco fechas a Mauro Camoranesi por juego brusco contra Patricio Toranzo; en 2014, 10 partidos a Leandro Díaz (Atlético de Tucumán) por agresión al árbitro Germán Delfino.
En épocas de torneos cortos, Julio Grondona aconsejaba al Tribunal de Disciplina aplicar la pena más leve dentro los márgenes que estipulara cada artículo del reglamento. El espíritu era que el jugador no se perdiera gran parte del torneo por una suspensión. Ahora, con 30 fechas, la intención es ser más rigurosos, y más si los futbolistas se respetan poco entre ellos e incurren en alevosías.
Orion no es el arquero tranquilo y asentado que en 2011 fue campeón del torneo local con apenas seis goles en contra. Últimamente recibió goles por defectos técnicos y escasa agilidad. Boca contrató a Guillermo Sara, que, sin ser una mezcla de Tesorieri, el «Tano» Roma y Córdoba, demostró condiciones para cubrir un arco que suele más grande que los demás. Se destacó en los amistosos de verano contra River y en un puñado de partidos oficiales venía impecable hasta que dio un rebote en Venezuela por la Copa Libertadores que le costó el primer y único gol.
En medio de todo esto, Orion también dejó de pertenecer al seleccionado argentino. Se lo ve destemplado. Quizá deba reflexionar y replantearse algunas cuestiones. La sanción le dará ese tiempo necesario.
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