Hasta el lunes pasado, Verónica Braida y su familia estaban abocados a terminar su nueva casa levantada con el crédito Procrear con la idea de mudarse en abril. Pero ese día, el temporal se burló de sus planes. El río se llevó la vivienda y con ella, un proyecto familiar que demandó mucho esfuerzo y dedicación.
“El río se la llevó, se la tragó. Vos veías esas olas que se levantaban y tragaban todo como si nada. Se la llevó, como si fuera un papelito”.
La casa estaba en el barrio La Cotita, ubicado entre Sinsacate y Jesús María, a unos 500 metros del río Guanusacate. Antes del lunes, la familia ya había sido golpeada por la tragedia. Durante la inundación del 15 de febrero pasado, el agua arrasó una casa y seis galpones del suegro de Braida. “Nosotros quedamos a unos 30 metros. Empezamos a suplicar ayuda y nos contestaron que no éramos prioridad”, dice Verónica.
Unos 15 días después, el agua llegó hasta la casa levantada con el Procrear. “A las 7.30 mi marido saca fotos y la casa estaba. Cuando volvimos a las 11 ya no había nada”, relata.
En cuestión de horas, el río se tragó la vivienda y el sueño de una familia. El lugar donde estaba la casa ahora es parte del río. No queda nada. Ni si quiera un árbol muy alto que custodiaba la construcción. Todo se fue con la corriente.
Ya en la primera tragedia la familia perdió un montón de materiales que estaban guardados en uno de los galpones devorados por el río. La mujer cuenta que ahí guardaban luminarias, muebles, mobiliario de la cocina y hasta las cosas de su antiguo consultorio de kinesióloga. Ante esa pérdida, la familia no dudó en rescatar lo que pudo de la casa en construcción. “El lunes la desmantelamos a golpazos. Salvamos aberturas, griferías, caños. Por lo menos para recuperar un poco de dinero”, cuenta.
Verónica dice que aún no saben cómo seguirán las cosas. “A mí lo que me desespera es que se conozca que existía La Cotita, y que mucha gente además de nosotros perdió lo suyo. Se muestra mucho el centro, pero nadie dice nada de este lugar”, apunta.
Antecedente
Verónica asegura que junto con los vecinos ya habían advertido a las autoridades sobre el avance del río y la situación de peligro que podían llegar a atravesar. “En febrero de 2014 el río se comió una hectárea y pedimos contención”, dice. El escrito fue presentado ante la Provincia y la Municipalidad de Jesús María. “El municipio lo que hizo fue tirar basura. Y a eso lo llamaron contención…”, apunta la mujer.
Verónica y su marido son comerciantes, fabrican muebles. Los asusta lo que puede venir. “Vivimos el día a día. Sacamos préstamos personales y el Procrear. O sea que nos queda un futuro de deudas. Entonces cuando te dicen volver a empezar… no es fácil. No se puede hacerlo de un día para el otro cuando tenés deudas por años”, dice la mujer.
Por ahora, la familia no tuvo respuestas acerca de si los créditos se van a cancelar o no.
Reuniones
La Municipalidad de Jesús María indicó que este viernes hubo una reunión del intendente Gabriel Frizza con representantes de cada uno de los centros vecinales de los barrios afectados por los desbordes del Río Guanusacate. En el encuentro, el geólogo Osvaldo Barbeito no adelantó criterios sobre el plan a aplicar, pero insistió en que hay que definir bien “el valle” del Guanusacate, previendo que el río se mueve en un espacio mucho más amplio de lo que es su cauce habitual.
El municipio indicó que se trabaja de manera más urgente en zonas donde la ribera quedó muy cerca de viviendas. Se trata de los barrios Las Vertientes, dos sectores de La Costanera, Agua Mansa, Los Naranjos, y también en Camino a Los Molles. «Inclusive hay zonas, como sectores de La Cotita, donde la situación del río todavía no ha permitido ninguna intervención», dice el comunicado.
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