Una terapeuta especializada en el cuidado de enfermos terminales pasó varios años prestando especial atención a aquellos pensamientos que tenían sus pacientes, quienes expresaban sus remordimientos y arrepentimientos antes de morir. Ahora, la mujer recopiló los temas recurrentes en sus charlas.
Bronnie Ware, de Nueva Gales del Sur, Australia, pasó varios años de su carrera al cuidado de pacientes terminales, a quienes acompañó desde 12 semanas antes de la fecha estimada de su muerte. La mujer explicó en su Blog, Inspiration and Chai, que existen cinco temas centrales que ocupan la cabeza de una persona que sabe que va a fallecer en el corto plazo:
- Ojalá me hubiese permitido ser feliz más seguido. «Este pensamiento es uno de los más comunes. Mucha gente no se da cuenta que la felicidad es una decisión. Viven siguiendo patrones y hábitos viejos. El miedo al cambio hizo que se mostraran contentos con sus vidas, cuando en realidad deseaban volver a reírse con ganas», expresó Ware.
- Desearía haber mantenido el contacto con mis amigos. «Muchas personas no se percatan de cuánto necesitan a sus viejos amigos hasta que llegan a sus últimas semanas de vida, y entonces es difícil encontrarlos. La gente se concentra tanto en el trajín diario que dejan ir amistades muy valiosas», señaló.
- Ojalá hubiese tenido el coraje para expresar mis sentimientos.«La gente esconde sus verdaderos sentimientos para mantener la paz con otros. Como resultado, tienden a tener existencias mediocres y nunca llegan a ser quienes realmente deben ser. Muchos pacientes contrajeron enfermedades provocadas por el resentimiento y la amargura», aseguró la terapeuta.
- Ojalá no hubiese trabajado tanto. «Este fue el comentario de cada paciente masculino que tuve. Sentían haberse pedido la infancia de sus hijos y la compañía de sus cónyuges. Las mujeres también mencionaban esto, pero la mayoría de mis pacientes fueron parte de una generación en la que les tocaba ganar el pan sólo a ellos», convino.
- Ojalá hubiese tenido el coraje de vivir la vida a mi manera, no de acuerdo a las expectativas de otros. «Este es el comentario más repetido. Cuando la gente está próxima a morir y reflexionan sobre sus vidas, se dan cuenta de que no cumplieron muchos de sus sueños. Ni siquiera la mitad, y todo por las decisiones que habían tomado», aseguró Ware.
«Mis pacientes son aquellos que vuelven a su hogar para morir. La gente puede crecer mucho cuando se encuentra enfrente a su propia mortalidad. Yo aprendí que no se debe subestimar la capacidad de alguien para crecer», expresó la terapeuta al sitio inglés Daily Mirror. «La salud da una libertad que muy pocas personas valoran hasta que no la tienen», señaló.
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