La agresión física de una jovencita que concurre al primer año del Instituto Secundario Bernardo Larroudé a una compañera de su misma división, y la posterior réplica de la progenitora de la agredida, fue un suceso que motivó que en estos últimos días circularan alarmantes versiones sobre el orígen del conflicto.
Según estas especies, todo se habría originado cuando una de las alumnas comentó en su casa que una compañera inhalaba en el aula una indeterminada sustancia con el canuto plástico de un bolígrafo y que, incluso, la había animado a imitarla.
La madre, obviamente, habría puesto en conocimiento de su preocupación a las autoridades escolares e, incluso, intervino la policía local, todo lo cual potenció la usina de rumores.
Finalmente se comprobó que la actitud de jovencita no habría sido más que una travesura propia de la edad, habida cuenta que la sustancia en cuestión no era otra cosa que aspirinas que ella misma había molido previamente.
En el ámbito policial no pasó de una exposición de la cual se dio vista a las partes, sin perjuicio de lo cual el titular de la dependencia dispuso incluir al instituto educativo entre los objetivos sobre los cuales ejercer directa vigilancia, especialmente en los horarios de entrada o salida de alumnos. Un propósito, sin embargo, cuya concreción podría verse dificultada por la escasa dotación con que cuenta la comisaría local.
Fuente: DiarioLaReforma.com.ar
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