Una reconocida familia piquense, de apellido Basile, sufrió el pasado martes un hecho ilícito en la quinta que posee en las afueras de la ciudad, donde desconocidos ingresaron, utilizaron las instalaciones y les robaron varios elementos, entre ellos recuerdos familiares que no tienen valor económico, pero sí afectivo. Con este robo ya son 13 los hechos de estas características que sufrieron los damnificados en los últimos años.
Según relató una de las víctimas a El Diario, Susana Lovera, todo comenzó en la tarde del martes cuando varias personas rompieron un alambrado perimetral e ingresaron al terreno de una quinta que tienen en las afueras de la ciudad, en el cruce de la Avenida de Circunvalación “Juan Domingo Perón” y la ruta provincial Nº 1. Allí estuvieron durante varios minutos, en los que inclusive utilizaron la pileta con la que cuenta el lugar, hasta que sonó la alarma y se marcharon.
Los primeros en llegar al lugar fueron los trabajadores del servicio de alarmas, quienes no vieron las roturas. Luego fue el propietario, Raúl Basile, quien si vio el daño, reparó el alambrado y se retiró a seguir con sus obligaciones. Curiosamente, el alambrado cuenta con sensores para intrusos, pero justo no tiene en el lugar donde los autores realizaron los cortes.
Horas más tarde, ya en la noche, los ladrones regresaron y esta vez barretearon una reja amurada a una pared, lo que les permitió acceder a una ventana que rompieron para entrar al quincho. Del interior del inmueble sustrajeron varios elementos de poco valor económico.
“Estoy bastante mal porque realmente estamos sufriendo una inseguridad bárbara en este momento. Ya van once veces que me entran a la quinta, ya no sé que hacer, siempre los paró la alarma, pero esta vez no”, contó Susana, quien lo que más lamentó es que se llevaron “cosas de valor sentimental”.
Indicó la mujer que los ladrones “nos vaciaron todas las paredes, lo que más me dolió fue que se robaron los portarretratos de mis viejos, que ellos fallecieron, y no los voy a recuperar más. No sé por qué se llevaron eso”.
Lovera agregó que los robos no son exclusivamente en la zona de su quinta, sino que también fueron víctimas de un intento de robo y un hurto en la vivienda particular que tienen en barrio Este, en avenida San Martín y calle 27. “Si estamos en la quinta, nos roban en mi casa, si no al revés”, se quejó la entrevistada, quien destacó que llegó hasta ponerle alarma a las bombas de agua que tiene en la quinta e igual se las robaron.
Los constantes ilícitos afectaron la salud de Lovera, quien por ejemplo contó que avisó ayer que no iría a su trabajo “por los nervios que tengo, estoy temblando. Si mi marido se va a algún lado, vivimos encerradas con las rejas y no estamos tranquilas. Vivimos muy mal”.
Fuente: ElDiarioDeLaPampa.com.ar
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